Escepticismo en las calles sirias tras el anuncio del cese de hostilidades
COMPARTIR
“¡Ojalá haya tregua!”, corean con poco entusiasmo en el centro de Damasco.
DAMASCO.- “Sinceramente no creo que funcione”, opinaba el martes en la Universidad de Damasco Goula, estudiante de filosofía de 23 años, acerca del anuncio de un cese de hostilidades que debe entrar en vigor el próximo sábado. “Tras años de guerra, algo se ha roto. Ya no hay confianza, ni hay esperanza”, añade la joven. El optimismo que muestran las esferas políticas y diplomáticas internacionales contrasta con el escepticismo del sirio de a pie. Muchos, ni siquiera tenían constancia del acuerdo, difundido por el Gobierno de Damasco.
“Pues la verdad es que no sabía nada”, reconoce Meriam H., funcionaria de 38 años y madre de tres hijos. Al igual que Meriam, muchos sirios viven ajenos a la posibilidad de que en cuatro días se les dé un respiro al congelar los combates en numerosas regiones del país. Como es ya costumbre, los cortes de luz (de hasta 16 horas diarias), de agua y, en general, el deterioro del nivel de vida, acaparan las conversaciones de los viandantes. “¿Fi kahraba? (¿Hay electricidad?)”, seguía siendo la prioridad para aquellos que llaman a sus hogares a la salida del trabajo.
“¡Ojalá haya tregua!”, corean con poco entusiasmo en el centro de Damasco. Otros, escarmentados por la experiencia, reaccionan con una mueca de burla. “¿Qué tregua y con quién?”, pregunta Mustafa Hamoudy, de 47 años y taxista.
El alto el fuego excluye a grupos terroristas como el Frente al Nusra (rama local de Al Qaeda) o el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés), con quienes proseguirán los combates. Pero podría excluir también a terceros grupos insurrectos que, 24 horas antes de que entre en vigor el alto el fuego, se posicionan en contra.
“Confiamos en que funcione, aunque sea en zonas concretas del país como la periferia de Damasco, Homs, o Deraa”, opina Mahmoud Marai, político opositor.