Imponen arresto domiciliario al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez en Nicaragua
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La Policía de Nicaragua impuso el arresto domiciliario al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez y envió a una prisión a varios de sus colaboradores tras acusarlo de incitar al odio y organizar grupos violentos.
Las detenciones se dan medio de una fuerte tensión entre la Iglesia católica y el gobierno de Daniel Ortega. Eb un comunicado la policía dio a conocer que llevó a cabo un operativo en la Curia episcopal de Matagalpa y trasladó a Managua a Álvarez y a sus acompañantes para realizar “indagaciones de ley”. Hasta ahora no se sabe cuántos eran los otros detenidos ni dio detalles de su identidad,
“El señor obispo se mantiene en resguardo domiciliar en esta ciudad capital”, añade el comunicado. Las demás personas “continúan cumpliendo las diligencias respectivas en la Dirección de Auxilio Judicial”, que es conocida como la cárcel de El Chipote, en donde están encerrados varios líderes opositores al gobierno de Ortega.
Según informes de la prensa local el grupo de colaboradores de Álvarez está conformado por cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo.
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Por otra parte, durante 15 días tanto Álvarez como sus allegados permanecieron en la Curia de Matagalpa rodeados por efectivos y patrullas de la policía, que investiga al obispo por “incitar al odio” y “organizar grupos violentos”.
En tanto, la policía argumentó que esperó durante días una “comunicación positiva del Obispado de Matagalpa, que nunca llegó a darse”. Según el informe, el operativo se realizó porque persistieron “las actividades desestabilizadoras y provocadoras” por parte del religioso.
Tras darse el operativo policial, la diócesis de Matagalpa publicó en las redes sociales el mensaje: “#SOS #Urgente. A esta hora la Policía Nacional ha ingresado a la Curia episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”.
Así mismo, Silvio Báez obispo auxiliar de Managua escribió en Twitter, “con el corazón indignado y dolido” y condenó “el secuestro nocturno” de Álvarez y exigió información sobre su paradero. “¡Quienes lo sepan, digan dónde está mi hermano obispo! ¡Que sus secuestradores respeten su dignidad y lo liberen! De nuevo, la dictadura vuelve a superar su propia maldad y su espíritu diabólico”, añadió monseñor Báez, a quien el Vaticano retiró de Nicaragua en 2019.
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Por su parte, Luis Almagro secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó el arresto y escribió en su cuenta de Twitter “exigimos su inmediata libertad y las de todos los presos políticos”.
En tanto, el gobierno de Daniel Ortega ha perseguido sistemáticamente a las voces disidentes. Decenas de líderes políticos de la oposición fueron arrestados el año pasado, entre los que están siete posibles candidatos para desafiarlo a la presidencia, musmos que fueron condenados a prisión en juicios rápidos y cerrados al público.
Mientras que, el Congreso que está dominado por el partido oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional, ordenó el cierre de más de 1,000 organizaciones no gubernamentales, incluida la organización benéfica de la Madre Teresa.
Por otra parte, Pablo Cuevas, abogado del no gubernamental Comité Permanente de Derechos Humanos, en un mensaje de vídeo condenó la detención de Álvarez “ha ocurrido lo que evidentemente iba a ocurrir, la detención arbitraria y abusiva de Monseñor Álvarez”, afirmó.
Edwin Román, un sacerdote nicaragüense que está exiliado en Estados Unidos, tuiteó: ”¡DIOS MÍO! Qué barbaridad, se han llevado a Monseñor Rolando Álvarez, con los sacerdotes que estaban con él”.
Antes del arresto a Álvarez, el gobierno nicaragüense ya había clausurado ocho radioemisoras y un canal de televisión en la provincia de Matagalpa, 130 kilómetros de Managua. Siete de las emisoras eran administradas por la Iglesia católica.
También, hace unos días la Arquidiócesis de Managua expresó su apoyo a Álvarez.
As como la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) denunció lo que llamó un “asedio” a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas y el “acoso constante” al pueblo y a la Iglesia nicaragüense.
Hasta ahora el Vaticano ha guardado silencio durante casi dos semanas, lo que ha provocado críticas por parte de intelectuales latinoamericanos y activistas de derechos humanos.
En este sentido, monseñor Juan Antonio Cruz quien es el observador permanente del Vaticano ante la Organización de Estados Americanos manifestó el viernes pasado su preocupación por la situación y pidió a las partes que “busquen vías de entendimiento”.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Carlos Herrera, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Daniel Ortega ha tenido una relación complicada con la religión predominante de Nicaragua y sus líderes durante más de cuatro décadas.
Anterormente invitó a la Iglesia a mediar en las conversaciones con los manifestantes en 2018, pero desde entonces ha tomado una posición más agresiva.
En marzo, Nicaragua expulsó al nuncio papal, el principal diplomático del Vaticano en el país.
Con información de la Agencia The Asssociated Press.