Superviviente centenaria del Holocausto emociona a la Eurocámara narrando su tragedia
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Ante el Parlamento Europeo, Margot Friedländer de 100 años, narró cómo fue su vida en el campo de concentración de Theresienstadt durante la Segunda Guerra Mundial.
A sus 100 años cumplidos en noviembre del año pasado, Friedländer es por una parte, la memoria viva del horror del Holocausto y, también un legado dedicado a contar cómo sobrevivió al campo de concentración de Theresienstadt. Después de vivir en Estados Unidos, decidió regresa a Berlín para procurar que nadie olvide lo que sucedió.
Friedländer narró en el Parlamento Europeo su testimonio y su advertencia de que aquello “puede volver a suceder”. “En muchos países, nadie movió un dedo para salvar a sus vecinos judíos de la deportación”, evocó ante la Eurocámara. A su hermano, relató Friedländer, lo detuvieron cuando aún era menor de edad y su madre no dudó en entregarse a la Gestapo para “acompañarle allá a donde le llevaran”.
Cuando Margot llegó a su casa y la encontró vacía, sus vecinos le platicaron lo que había pasado y le dieron las últimas pertenencias de su madre. Con 21 años, se quedó sola en Berlín y pasó quince meses escondida en diferentes casas de amigos antes de ser detenida y deportada a Theresienstadt, en territorio de la República Checa. En este campo de concentración, donde dormía en una cama de madera y sin infraestructuras de higiene y, en donde fue testigo de la muerte de muchos de sus compañeros de hambre o enfermedades.
Siendo prisionera se reencontró con Adolf, un joven berlinés a quien conocía antes del Holocausto y con quien mantuvo encuentros secretos durante los meses en Theresienstadt y se casó apenas unas semanas tras la liberación del campo en mayo de 1945.
“Al principio”, reveló, “no estaba enamorada de él”. “Necesitaba tiempo para ser de nuevo una persona, volver a tener sentimientos. Tal vez fue el dolor lo que nos unió, más que estar enamorados. Queríamos una vida normal”.
Adolf le entregó el anillo de boda de su padre, uno de los pocos objetos que no les quitaron en el campo, y el 30 de junio de 1945 un rabino celebró su boda , 53 días después de ser liberados de Theresienstadt.
El matrimonio se mudó a Nueva York, donde vivía la hermana de Adolf y en donde Margot permaneció durante 64 años. Desde su llegada a Estados Unidos y hasta la muerte de Adolf en 1997, la pareja viajó mucho a Europa, pero nunca a Berlín.
En 2003 Margot decidió regresar a Berlín. En 2010, con 88 años, tomó la decisión de la hacer mudanza definitiva y se estableció de nuevo en Alemania. “Volvía con un mensaje que desde ese día he estado transmitiendo: pedir a la gente que se convierta en testigo contemporáneo”, aseguró Friedländer. “Lo que pasó ya sucedió, no podemos cambiarlo, pero no puede suceder de nuevo”, añadió.
Para Friedländer su misión hoy, dijo, sigue siendo hablar por los millones de inocentes asesinados por el régimen nazi. “No doy crédito cuando veo a mis cien años cómo los símbolos de nuestra exclusión por parte de los nazis se usan desvergonzadamente por los enemigos de la democracia en la calle, para pintarse a sí mismos como víctimas”, lamentó en referencia al uso de las estrellas de David por parte de, entre otros, los colectivos antivacunas.
“Debemos permanecer juntos para que la memoria del Holocausto siga viva y no la abuse nadie. El odio, el racismo y la discriminación no pueden tener la última palabra”, pidió a la Eurocámara.
“Compartir estos recuerdos”, dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a Friedländer, “es el mayor acto de amor para todos nosotros y las generaciones futuras, porque nos hace ver, nos hace libres. Nuestra libertad se construye sobre la memoria del Holocausto”.
Con información de la Agencia EFE.