La épica historia de Don Alejo Garza... el hombre que enfrentó hasta la muerte a comando de sicarios para defender su rancho (videos)
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A Alejo Garza Tamez le dispararon mil veces, pero logró abatir a 4 sicarios. Aquí su épica historia
Hace casi ya 12 años de la épica despedida de Don Alejo Tamez Garza, hombre de 77 años que no defendió su patrimonio de un grupo de sicarios y murió peleando demostrando dignidad, honor y valentía.
Fue en el rancho Rancho San José, en Tamaulipas, propiedad de Alejo Tamez Garza donde el tamaulipeco decidió que no entregaría sus tierras al crimen organizado. El sueño de su vida, fruto de trabajo, esfuerzo y entrega, sería defendido, en caso de ser necesario, con la propia vida.
Don Alejo ya había sido advertido, que de no entregar su rancho para las actividades delictivas de los sicarios, lo enfrentarían.
Hombre valiente, Don Alejo pidió a sus hombres y su familia abandonar la finca, dejar las tierras, sus tareas, sus hogares. Algunos fueron citados al siguiente día, pero encontraron una escena de coraje.
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Era la madrugada del 13 de noviembre de 2010 cuando aproximadamente una docena de sicarios apareció en camionetas, armados hasta los dientes, para quedarse con alrededor de 2 mil hectáreas entre los municipios de Padilla y Güémez, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
No hubo miedo, se oyeron los balazos, las granadas, casi mil disparos realizaron los delincuentes, de los que hizo don Alejo no se tiene el número, solo se sabe que con sus balas cuatro enemigos cayeron muertos y dos heridos; para llegar a un desenlace no previsto por los forajidos.
Don Alejo era reconocido cazador, así que hizo su estrategia para lograr abatir al comando que los superaba en número y armas, aún así, don alejo logró abatir a cuatro.
Los sicarios en la batalla perdieron a cuatro de sus compinches, y al final de refriega se quedaron con las manos ensangrentadas y vacías.
Los marinos que llegaron para brindarle auxilio, hallaron a Don Alejo Garza Tamez en la puerta del baño de su cuarto, donde fue alcanzado por los criminales e inmediatamente ejecutado de un tiro en la cabeza.
Las paredes fueron destrozadas por más de mil balas de cinco diferentes calibres, de acuerdo con el recuento de la Marina; las ventanas quebraron y las puertas sucumbieron a las granadas.
En la explanada, numerosos casquillos yacían en la tierra, mientras que los árboles daban cuenta de la batalla que libró Alejo, despostillados, por las balas que reventaron desde sus escopetas.
Como testigos, únicamente quedaron las tazas, platos, vasos, muebles, radios y pequeños televisores, alacenas, electrodomésticos y vitrinas, la mayoría agujereada por diversos calibres.
A doce años de su partida, la historia de don Alejo sigue viva en la memoria.
En sus rede sociales se pueden leer comentarios sobre la valerosa defensa de sus rancho.
“¡Todo un verdadero gran hombre!”, escribió Osvaldo Chacón. “Don Alejo perdió la vida, pero jamás la dignidad”, dijo Carolina García. “¡¡Un hombre valiente!!, ¡¡Este hombre nos deja una lección de vida!!”, expresó Raúl Santos, y así muchos otros han celebrado su historia.
Los sicarios se llevaron su vida, pero crearon a una leyenda.