En 54% de muertes de militares se usó un arma de fuego

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En el sexenio de Felipe Calderón (2007-2012) se registró el mayor número de efectivos de la Defensa fallecidos, con 359
En los últimos 18 años 801 militares han muerto en el cumplimiento de su deber, de los cuales 54.31% fueron asesinados por un arma de fuego, es decir, 435, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En el sexenio de Felipe Calderón (2007-2012) se registró el mayor número de efectivos de la Defensa fallecidos, con 359, de estos, 174 fueron ultimados por arma de fuego y 31 ejecutados, un total de 205.
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En la gestión de Andrés Manuel López Obrador (2019-2024) se documentó 260 uniformados caídos, entre ellos 130 con arma de fuego.
En el gobierno de Enrique Peña Nieto (2013-2018) se contabilizan 182 soldados que perdieron la vida; 100 por arma de fuego.
La campaña contra el narcotráfico documenta fallecimientos en diferentes tipos de eventos, entre ellos, con artefactos explosivos improvisados, accidentes automovilísticos y aéreos, atropellados, ahogados.
Expertos explican que esta tasa de asesinatos con arma de fuego responde a la facilidad que hay en Estados Unidos para adquirir armas, utilizadas principalmente por integrantes del crimen organizado.
Los estados que de 2007 a 2024 se ubican en los primeros lugares en decesos de militares son: Tamaulipas, con 176; Sinaloa, 94; Michoacán, 79; Guerrero, 74, y Jalisco, 45.
Alexei Chévez Silveti, especialista en tiro de combate y supervivencia policial, dice a EL UNIVERSAL que es más fácil comprar las armas en Estados Unidos, porque adquirir una semiautomática es legal para cualquier persona, incluso en algunos condados son accesibles para menores de 18 años, cuando la edad para consumir bebidas alcohólicas es 21 años.
”Los cárteles del crimen organizado utilizan el mismo calibre que los elementos de las Fuerzas Armadas y también es fácil conseguirlo, el calibre 5.56 por 45 mm o .223 Remington, que lo usan la mayoría de las ametralladoras”, subraya.
Precisa que se convirtió en algo común utilizar este tipo de armamento, que no es privativo de organizaciones criminales grandes.
Remarca que hoy en día las células delictivas se pueden dar el lujo de comprarlas tanto en México o traerlas a través de la frontera.
“El nivel sofisticado es enorme”.
Chévez Silveti externa que antes de la decisión de Calderón, de que las Fuerzas Armadas tuvieran un papel muy activo en la lucha contra el narcotráfico, los encuentros entre los efectivos y las organizaciones criminales eran mínimos.
Pero cuando se determina que los militares deben tomar una lucha más activa contra los delincuentes, inicia una curva de aprendizaje para los elementos en un nuevo escenario donde no estaban entrenados y tampoco equipados: “De ahí vemos el aumento en los decesos y con esta cuesta de aprendizaje observamos que en las gestiones de López Obrador y Peña Nieto se revirtió”, enfatiza.
Especialistas en armas y tiro refieren que el crimen organizado tiene muy trabajado el esquema de compra de armas en condados fronterizos, por ejemplo, Texas, Arizona, Nuevo México y la excepción es California, por el rigor en las leyes.Argumentan que las células delincuenciales pagan a ciudadanos quienes compran el equipo bélico y luego se las pasan, además no es obligatorio registrarlas.
“Ayuda al poder de fuego que tienen los delincuentes de este lado de la frontera para combatir a las fuerzas del orden, y evidentemente muchas de las ejecuciones de agentes federales, militares, policías y otros funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se llevan a cabo con armas traídas de Estados Unidos”, indican los especialistas, quienes solicitaron omitir sus nombres.
Añaden que el Ejército posee un mejor equipo de armas, pero al considerar esto como un conflicto de seguridad interior y pública, limita el poder que pueden utilizar para hacerle frente al crimen organizado.
Afirman que el Ejército, la Marina, Fuerza Aérea y Guardia Nacional están limitadas por la Ley Nacional del Uso de la Fuerza.
”El Ejército mexicano tiene con qué y a montones, pero al ser esto considerado un conflicto de seguridad pública, están limitados en la cantidad de armamento que pueden utilizar”.
“No es que no lo tengan, es que las mismas regulaciones no les permiten emplear todo lo que poseen. Las Fuerzas Armadas deben estar pendientes de los daños colaterales, es una preocupación que no tiene el crimen organizado”.
”Las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional hacen el trabajo que se les está ordenando con una mano atada a la espalda y con las agujetas hechos nudos”, aseveran.
Rubén Ortega Montes, profesor de la Universidad de Guadalajara (UdeG), dice que en los dos sexenios donde hay más muertes, como los de Calderón y de López Obrador, muestran que a mayor armamento mayor capacidad de fuego.