La fe ciega, estupidez incurable

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Hoy todo es inteligente: teléfonos, autos, hornos, puertas, sensores, estufas, lavabos y otros muebles de baño ya saben, se retira el usuario y el inodoro solito, descarga agua y se limpia. En las cosas, el concepto inteligente significa que cada objeto hace, en tiempo y forma, lo que tiene qué hacer.
El humano en su paso por la vida, necesita generar energía para alcanzar la dimensión existencial que le permita lograr sus metas. Eso que alguna gente llama estar a la altura de las distintas situaciones y llegar de una sola pieza, es decir íntegra- íntegrono hechos pedazos.
Ser inteligente se define como la facultad de: percibir; darse cuenta, plantear; poner sobre la mesa todas las piezas componentes de una situación y resolver; analizar varias opciones para elegir la más conveniente a corto, mediano y largo plazo. Tener poder, es la facultad inteligente de: Iniciar, mantener, cambiar o detener un proceso.
Cuando, teniendo el poder para detener un proceso indebido de la sociedad, o de las instituciones, no hay la menor intención de hacerlo, eso marca el quiebre hacia la corrupción. Si a eso se le añade silencio y cinismo de los encubridores; impunidad y continuidad a los criminales pederastas que continúan campantes destrozando a su paso vidas para siempre, es hora de que la Santa Madre Iglesia deje de llamarse santa y madre.
Por siglos ha hecho su tarea de manipular e idiotizar inculcando la fe ciega, domesticar y ordeñar a ricos y pobres, hacer padres de familia fanáticos religiosos que inculcan a sus hijos la confianza absoluta en un personaje supuestamente consagrado a Dios. La tormenta perfecta en la vida de las víctimas victimizadas: autoridades eclesiásticas corruptas y sistema de justicia que no persigue de oficio ningún delito.
En Austria, tras los casos de pederastia, 50 mil fieles católicos dieron la espalda a una institución que no reaccionó conforme a derecho, ni a la moral cristiana. El Vaticano dejó de recibir 3 millones de euros al año. ¿Y México? México siempre fiel.
¡Decídete a ser feliz hoy!