Tyrant; EU de nuevo en el Medio Oriente

Opinión
/ 2 octubre 2015

De vez en cuando llegan a la pantalla chica series difíciles de realizar y también de apreciar. Una de ellas es la que nos presenta el canal FX a partir de hoy. “Tyrant” (22:00 horas) es una creación de una de las mentes maestras tras “Homeland”, Gideon Raff, quien en ciertos aspectos ha querido hacer algo bastante parecido. Ahora sin buenos resultados.

“Tyrant” cuenta la historia de un dictador en un país ficticio en Medio Oriente y sus dos hijos. El hombre ha manejado un sistema de opresión y salvajismo para mantener a su pueblo controlado. En desacuerdo con la tiranía, el menor de sus hijos, Bassam (Adam Rayner), huye a Estados Unidos en su juventud y allá hace su vida. Se cambia el nombre a Barry, se convierte en pediatra, se casa con una estadounidense (Jennifer Finnigan) y tiene con ella dos hijos.

Veinte años más tarde, Bassam regresa a su país natal para asistir con su familia a la boda de su sobrino, hijo de su hermano mayor y heredero al “trono” dictatorial, Jamal (Ashraf Barhom). Sin embargo, volver a su tierra lo obliga a enfrentarse de nuevo con los recuerdos brutales de su niñez. Y por ocurrencias del destino, termina quedándose para ayudar a Jamal a gobernar el país.

“Tyrant” se encuentra en el límite entre el arriesgue y la ofensa. Es una serie repleta de estereotipos sobre Medio Oriente y algunas situaciones que presenta resultan no solo ofensivas, sino ridículas. No se siente como una historia aprovechada ni morbosa, sino como una historia creada con cierta ingenuidad y planteada al vapor. 

Con estas carencias narrativas, el resultado es una serie poco creíble y pretenciosa que intenta parecer arriesgada en sus críticas hacia las dictaduras de Medio Oriente. A través de escenas fuertes que incluyen asesinatos masivos, violaciones y ahorcamientos, y de personajes odiosos e incluso caricaturizados, “Tyrant” nos cuenta una historia que ya conocemos por las noticias y el internet, pero su interpretación de los hechos no resultará para todos convincente. 

Tengo que aclarar que aunque la serie no me convenció, tampoco la odié como muchos otros críticos y espectadores. Quizá por lo delicado del tema, por las fibras tan sensibles que termina tocando con brusquedad, las opiniones sobre “Tyrant” se han dividido de una manera radical, algo que casi nunca sucede en el terreno televisivo.

Finalmente, creo que “Tyrant” está logrando cosas más allá de sus propios alcances. Se ha convertido en Estados Unidos (y tal vez también se convierta en México) en un “termómetro” que mide las buenas y malas impresiones del televidente; te pone a pensar, vaya. La tosquedad de la serie al abordar temas tan complicados y lamentables, sin proponérselo, ayuda a que la gente redescubra sus opiniones sobre Medio Oriente. En muchas escalas, “Tyrant” puede resultar desde una gran revelación televisiva; una serie torpe, pero interesante; un proyecto entretenido sin más; hasta una falta de respeto para la pupila. Mi Twitter: @CalladitaR




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