A veces confundimos la búsqueda de la vitalidad con la búsqueda de la eterna juventud
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Anoche un amigo más joven que yo me preguntó si tenía algún consejo para las personas que envejecerán después que yo. Y sí, tengo. Hace mucho le pregunté a dos de mis maestros sobre su secreto de la eterna juventud. Yo veía a mis maestros, un tanto mayores que yo, de muy buen semblante y muy vivos. Creo que mi pregunta justo buscaba, no tanto juventud, sino vida.
La maestra me contestó que era importante un ejercicio de la sexualidad sana y activa. Claro, la sexualidad es una expresión de la energía vital. Me queda claro. El maestro me devolvió una pregunta. “Ya estás entrenándote en psicoterapia y estás haciendo muchas cosas. ¿A dónde quieres llegar?” Respondí que no quería llegar a ningún lado, que solamente quería saber qué seguía. Él me dijo que ya había llegado. Que mientras tenía algo que hacer, una meta, un objetivo, siempre tendría la energía y los medios para seguir adelante. Le respondí a mi amigo que un factor clave es estar siempre en el proceso de construir el estilo de vida que vamos necesitando, que esa determinación de estar activamente diseñando la vida sea una motivación para animarnos a la vida y a sostener la energía necesaria para vivir de la manera que se nos acomoda mejor.
No hay un patrón ni reglas, lo que importa es que cada uno vaya determinando la expresión de su ser en los espacios y las actividades de su vida. Mi madre tenía una casa ultra-organizada. En mi casa se pierden calcetines, tenedores y cucharas. Y vivo sola. No tengo ni a quien echarle la culpa. No me va la organización tan férrea como la de mi madre.
Creo que es porque siempre he tenido más cosas que espacios para acomodarlas. A mi me gusta compartir mi hogar con mascotas. Me gustan los colores. La misma reflexión se aplica en las actividades de la vida y la agenda que nos establecemos, hasta en la alimentación.
Es buen ejercicio observar nuestras vidas y determinar lo que nos va y lo que no. Fluir de etapa a etapa de manera suave y segura. Permitir y colaborar en los cambios. Buscar activamente “lo que sigue”.