Adiós a la ciudadanización de las elecciones, hola al Plan B de la Reforma Electoral
Justo ahí, exactamente ahí, es donde se centra el problema del famoso Plan B de López Obrador
Cada día que pasa me convenzo más que la idea del Plan B, no era la 2da opción, sino la primera. Me explico. Uno de los pilares más importantes del sistema electoral en México es la confianza ciudadana. Recordemos que nuestro sistema electoral empezó a construirse tras la famosa caída del sistema en 1988 y la lucha se centraba en que el gobierno no organizará más las elecciones, y fueran los ciudadanos y las ciudadanas.
Justo ahí, exactamente ahí, es donde se centra el problema del famoso Plan B de López Obrador. AMLO ha dicho una y otra vez que es un tema de dinero, de recurso, que el INE tiene muchísimo dinero que no debería tener y gasta mal. Sin embargo, la importancia de contar cada uno de los votos la misma noche de la elección y tener un resultado certero es lo que he definido nuestra democracia en las últimas décadas.
Ahora bien, ¿qué es lo intenta este Plan B hacer? Los 4 puntos más retadores para mí son:
1.- Reducir a una persona las oficinas distritales del INE. Las juntas distritales tienen un papel primordial al organizar la elección, son las encargadas de convocar y capacitar a los 12 millones de ciudadanos y ciudadanas que reciben y cuentan los votos. Una sola persona no puede realizar esa tarea.
2.- Reducción del 86% del Servicio Profesional de Carrera, es decir, de las 2571 plazas que existen hoy, se pretenden mantener 396 solamente. El reto aquí es quien hará todo ese trabajo de cartografía electoral,
3.- Reducción de la intervención de los Organismos Públicos Locales (OPLS) en el sistema electoral. Las elecciones estatales son organizadas por los institutos/comisiones estatales, dándoles no solo autonomía sino particularidades locales, como es el caso de Oaxaca.
4.- La cláusula de la vida eterna, la cual permitiría a los principales partidos políticos transferir los votos a los partidos más pequeños, aquellos que cambian la balanza a la hora de una votación, para ayudarlos a tener el mínimo requerido y nunca desaparecer. Esto juega un papel en una democracia delegativa como la nuestra, porque estos partidos “atrapa todo” se inclinarán siempre por sus intereses, no los del país, no los de la mayoría de las personas.
Este año habrá elecciones en Coahuila y Estado de México, tal vez las últimas elecciones como las conocemos hoy en día. Una verdadera fiesta ciudadana en donde las ciudadanas y los ciudadanos son parte de la organización y del resultado.
Aunado, el INE esta semana estuvo en el Senado conversando con la Junta de Coordinación Política, pues se supone que podría votarse la propuesta de Cámara de Diputados la próxima semana.
El INE impugnó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) este mes el Plan B de AMLO y está convocada otra marcha electoral para final del mes, 26 de febrero. Confío plenamente en lo que la organización ciudadana y la presión política puede hacer. Es tiempo de incentivar esas conversaciones incómodas sobre política con nuestras familias, amigos, vecinos, compañeros de las escuelas. Esta no es una decisión de las y los legisladores, ni de López Obrador, esta es una decisión que nos concierne a todas y todos. Es hora de ser #CiudadanosdeTiempoCompleto