Año Nuevo: Tiempo de dignificar la cocina mexicana

Opinión
/ 11 enero 2024

Entramos este 2024 con una señal de iluminación que dicta la numerología. Sumando los dígitos nos da el número 8, símbolo del 8 tumbado que no tiene fin.

¿Y qué tiene que ver el 8 en la gastronomía?

Existe un lado cósmico de la gastronomía, el legado de nuestros ancestros por ejemplo. El Popol Vuh que dice que los hombres son creados de maíz, el cultivo más precioso de las culturas mesoamericanas. Habla del poderoso maíz, de su mística transformadora en nuestra cultura. Donde existe un Padre Creador y Gran Madre hacedora. Así es la cocina: creadora y hacedora.

Toda la simbologia de nuestra cocina prehispánica hasta el mestizaje y llegar al virreinato.

La transformación, la alquimia, la cosecha y la caza, esa herencia que lentamente pero a pasos agigantados hemos ido atropellando sin honrar aquello que nos eleva y nos lleva a un grado consciente de la alimentación que sana el espíritu y alimenta el cuerpo.

México es un país de abundancia y de poder, donde Tláloc bajaba la lluvia para las milpas. Cintéotl, el dios del maíz, deidades olvidadas por programas de cocina donde los dioses se disfrazan con una marca para elevar el ego y olvidan el primer propósito de la gastronomía.

Este 2024 uno de los grandes deseos del maíz, del frijol, del chile, el tomate y la calabaza es que sean valorados con su cetro de leños. La naturaleza es infinita, las milpas también. La hacedora, la madre tierra bondadosa que provee los espíritus hambrientos, el creador del sol para darle calor a nuestros sentidos.

Tomando conciencia y elevando el amor y llevarlo a la tinaja donde habita el cacao y todo su poder, quienes han querido aislar las marcas transnacionales, con químicos y etiquetas que sólo llevan a sus fieles seguidores a la diabetes y no a la energía de sus dioses, sin saber que el cacao era una moneda de cambio, más valiosa que el oro y que hoy en día habita en un bote de plástico, muerto y herido por compuestos químicos. Y seguimos dándole un valor a la miseria publicitaria y no un valor al poderoso testamento otorgado por nuestros antepasados.

Que este 8 tumbado sea para la gastronomía mexicana una conexión con lo verdadero y sea infinita, tomando conciencia, valorando lo que creemos impagable.

Que la magia de la culturas lleguen a sus mesas brillando como las veían los Mayas y los Aztecas. El amaranto, los quelites, la entomofagia (ingesta de insectos). Dejar de lucrar con la falsa gastronomía, con la fantasía de las redes, con la ignoracia de quien paga porque no le digan que no tiene paladar y pueda ser engañado.

¡Dejar de ser depredadores! Poner de moda para ingesta colectiva que solo paga y no ve el valor. Llevar la gastronomía al equilibrio, al yin yang; si no hay eso hay enfermedad. Porque no estamos equilibrados, estamos extendidos en la mercadotecnia y no en la esencia.

Infinita gastronomía para todos, es lo que deseo.

El venado sagrado, las codornices y el conejo. Tanto que dignificar con los dones otorgados.

¿Porqué el salmón? ¿Qué no hay róbalo? Siempre buscado cómo etiquetarnos en la élite, sin saber el origen de la alimentación genuina.

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