Cap and stitch en Austin: Una nueva propuesta urbana

Opinión
/ 20 marzo 2024

Quienes han tenido oportunidad de visitar por tierra nuestra ciudad hermana de Austin, Texas, seguramente llegaron a ella a través de la carretera interestatal 35. Construida a finales de los años 50 del siglo pasado, precisó de desplazar casas, comercios y espacios públicos para dar lugar a esta arteria de gran capacidad vehicular.

La vía generó una frontera física de aislamiento para la conexión urbana entre el centro y el este de la Ciudad, acentuando las desigualdades de las minorías, habitantes de la zona aislada. Las velocidades permitidas así como el ancho de los carriles crearon un verdadero vacío para personas que deseasen intentar cruzar la avenida de manera a pie o en bicicleta.

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En una gráfica creada por la arquitecta y urbanista mexicana Verónica Castro, se dibuja un corte transversal de un sector de la ciudad atravesado por la 35, destacando un abismo precisamente en el espacio correspondiente a esta carretera, reflejando la virtual imposibilidad para las personas de atravesar con seguridad esta concurrida arteria.

Acciones urbanísticas de los últimos 30 años han buscado contrarrestar los nocivos efectos para la movilidad humana y la convivencia en el espacio público. Destaca, por ejemplo, la recuperación del espacio que ocupaba el Aeropuerto Mueller para la construcción de uno de los más innovadores y premiados desarrollos inmobiliarios de Estados Unidos.

Asimismo, se ha ido consolidando la articulación de la movilidad a través de opciones diversificadas para el traslado diario de personas, a partir banquetas seguras y caminables, autobuses de ruta accesibles, un moderno tren ligero, así como una gran red de carriles ciclistas. Todo esto ha ido haciendo realidad la tríada de características “vibrante, habitable y conectada” que Austin vislumbró en su plan integral a 30 años, Imagine Austin.

Sin embargo, en años recientes se ha sumado a la agenda urbana de nuestra ciudad hermana una interesante propuesta urbanística llamada “cap and stitch”. Cap and stitch −que se podría traducir literalmente como tapar y coser− es una estrategia para revitalizar y transformar espacios urbanos deteriorados o subutilizados.

Esta propuesta consiste en realizar acciones puntuales y estratégicas para fortalecer el tejido urbano. Para implementarla se requiere identificar lugares específicos de la ciudad que presentan problemáticas que degradan las zonas urbanas y desvinculan a sus habitantes.

Para el caso de Austin, la propuesta de cap and stitch consiste en realizar un número de intervenciones con planchas de concreto, o “tapas”, sobre los carriles de circulación deprimidos, generando espacios que quedarán a nivel del resto del área urbanizada, que pueden ser ocupados por “puntadas” como espacios verdes, áreas de descanso, andadores peatonales e incluso edificaciones que pueden dar valor a un espacio muerto.

De acuerdo con el sitio downtownaustin.com, se está considerando una intervención de más de 44 mil metros cuadrados de “tapas” en tres lugares: de la avenida César Chávez a la calle 4, de la calle 6 a la 8 y de la calle 11 a la 12. En total se estima que se podrían lograr 8 mil metros cuadrados de “puntadas” en 11 sitios, con una inversión estimada de 313 millones de dólares.

Si se logra la importante inversión de recursos que se requiere para materializar esta alternativa de recuperación de espacio público, se lanzará una nueva inequívoca señal de reivindicación de la persona humana, como el actor más importante en la movilidad y el espacio urbano.

Nuestras ciudades medias, como es el caso de Saltillo, aún no sufren de presiones urbanas de dimensiones tales que precisen de medidas como estas, pero no están tan lejos como se pensaría. Es importante voltear a ver a nuestras y nuestros hermanos austinitas y aprender de su experiencia en la construcción de una ciudad que encuentre en sus habitantes el centro de todas sus dinámicas.

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El nearshoring, la metropolización y otros fenómenos que se están haciendo presentes con fuerza en nuestra región, atrayendo desarrollo económico y, en consecuencia, crecimiento de la ciudad, deben hacernos voltear hacia el mediano y el largo plazo para estar en condiciones de identificar qué problemas queremos evitar y que beneficios deseamos tener.

En Saltillo estamos aún muy a tiempo de dar un golpe de timón para replantearnos lo que estamos haciendo con nuestro presente para estar en condiciones de lograr un futuro posible.

jruiz@imaginemoscs.org

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