La ciudad y los ecos del 8M
El pasado 8 de marzo, las calles de distintas ciudades de nuestro País y del mundo se vistieron de violeta y morado. Las manifestaciones de mujeres de todas las edades, en el marco del Día Internacional de la Mujer, fueron una expresión innegable e irreductible de exigencia de equidad y justicia ante sociedades que no logran deconstruir una cultura machista evidente y persistente.
Comprender estas expresiones es fundamental para generar una muy necesaria empatía, lo que precisa de reconocer privilegios y revisar nuestra realidad con objetividad crítica. Se hizo notar la urgencia de atender una gran diversidad de temas, pero fue particularmente claro que una de las principales exigencias en las manifestaciones fue la de seguridad.
TE PUEDE INTERESAR: El urbanismo y el sistema ciudad
Dentro de las dimensiones de seguridad, la Real Academia Española (RAE) define a la seguridad ciudadana como la situación de tranquilidad pública y de libre ejercicio de los derechos individuales, cuya protección efectiva se encomienda a las fuerzas de orden público. Retomando las líneas anteriores, si una de las principales exigencias en las manifestaciones del 8M lo fue la seguridad ¿qué es lo que atenta contra la tranquilidad y el libre ejercicio de los derechos de las mujeres?
Existen distintas formas de analizar la seguridad, una de ellas tiene que ver con las condiciones de seguridad presentes en un lugar determinado. En nuestras ciudades podemos distinguir entre el espacio público y el espacio privado. Idealmente, el espacio privado que conocemos como hogar, es el que, se supone, debe de aportar las mejores condiciones de seguridad.
Y el razonamiento anterior sería lógico; la red más básica y próxima de apoyo y confianza es la que habita en el hogar. No obstante lo anterior, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2023 (ENVIPE), entre las mujeres de 18 años y más, el 15.6 por ciento de ellas percibe como inseguro su hogar. Considerando que el hogar es el lugar a donde una persona acudiría naturalmente ante una situación de riesgo, este dato es realmente alarmante.
Para dimensionar mejor el panorama, habría que pensar en situaciones extremas, como la reciente pandemia de COVID-19, donde era necesario permanecer en casa y salir lo menos posible. ¿Cómo habrán logrado sobrellevar la contingencia las mujeres que perciben como inseguro su hogar?
En México, de acuerdo con cifras de ONU Mujeres (2020), durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19 en México, las llamadas por violencia contra las mujeres a números de emergencia aumentaron alrededor de un 20 por ciento y la atención en las instancias estatales y municipales creció entre 20 y 30 por ciento.
La lógica nos diría que quien sufre de violencia doméstica debería encontrar seguridad en espacios alternativos, sin embargo, en este sentido los datos no son alentadores. De acuerdo también con la ENVIPE, el 53.5 por ciento de las mujeres mayores de 18 años en Coahuila perciben como insegura las calles, 54.8 por ciento el transporte público, 39.3 por ciento los mercados, 30.5 por ciento los centros comerciales, 36.2 por ciento los parques o centros recreativos, incluso un 25 por ciento los propios automóviles.
TE PUEDE INTERESAR: 8M: Día de conmemoración y reflexión. Falta mucho
Es por lo anterior que la construcción de condiciones de seguridad no puede depender sólo de las fuerzas de orden público, sino que debe abarcar un espectro mucho más amplio de responsables, tanto de orden público como privado. Evidentemente, desde la gestión de los distintos temas urbanos se puede sumar sensiblemente para mejorar las condiciones de seguridad para las mujeres, en particular desde el aspecto preventivo.
Los ecos de las manifestaciones del 8M demandan con elocuencia condiciones adecuadas de caminabilidad en nuestras calles, accesibilidad segura y universal al transporte público, iluminación suficiente del espacio urbano, organización ciudadana cercana a las autoridades, así como sensibilidad social y gubernamental a la realidad contextual de la violencia de género. Garantizar para las mujeres una vida libre de violencia es indispensable en la búsqueda de un futuro posible.
jruiz@imaginemoscs.org