Claudia y la transformación de México
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No es tanto el resultado de las elecciones lo que me sorprendió: ya lo esperaba en lo que toca a la votación por la Presidencia. En la casilla donde siempre he votado y de la que en la anterior contienda ocupé el puesto de presidente, cuando llegué me impresionó la cantidad de ciudadanos que hacían cola. Creo que delante de mí había 29 personas y pronto hubo detrás muchas más. Todo fue tranquilo. Así que eso que llaman democracia sí funcionó: las personas dimos nuestro sufragio. Me entero que votamos por Claudia más hombres que mujeres, ¿por qué?
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Hace ya varios años fui consejero local del IFE cuando lo presidía José Woldenberg. La gente caía poco a poco, sin casi hacer fila, exceptuando los rondines de taxis que llegaban a cada rato con cinco viajeros, pero no los dejaban ahí, sino que los esperaban para regresarlos de nuevo a su barrio. Era el más eficaz de los sistemas. De cinco en cinco, ya desayunados, en taxi y con 500 pesos en la bolsa... ¡y ahora se critica el proceso del domingo! Y los consejeros, por más esfuerzos que hicimos, nunca logramos demostrar que estábamos contemplando un delito federal.
Los resultados que todavía, mientras escribo esto, no son totalmente definitivos, son concluyentes. Ya lo dije en artículos anteriores: en el caso de Xóchitl Gálvez, ella perdió, pero sus promotores ganaron. Alito Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano se aseguraron varios años de salarios, de juegos de poder, de relaciones, viajes, comidas y borracheras. ¿Y Xóchitl? Ella regresa a su puesto en la Cámara.
Una cosa que no he entendido es la derrota de Bárbara Cepeda y Miguel Riquelme. Ellos casi ni hicieron campaña porque estaban seguros del triunfo, y triunfo aplastante. ¿Por qué no salieron elegidos? Espero que en los días que siguen conozcamos alguna explicación certera y no generalidades. Otros priistas sí lograron acomodarse en las distintas opciones de poder: alcaldes, diputados, senadores.
Podemos estar muy enojados, pero hay que reconocer la inteligencia política de AMLO: 40 años de lucha para crear el país que había soñado. Ha estado jugando al ejercicio que da la autoridad por sí misma, además de imponer una lógica, un discurso, un estilo, un juego de sarcasmos y, es preciso reconocerlo, una constancia sin grietas. Lo único que deseo es que deje trabajar con libertad a Claudia Sheinbaum, que es a la que elegimos la mayoría de los mexicanos. Espero que él se vaya a La Chingada a escribir sus memorias y a contemplar lo que le queda de vida. Palenque es un lugar mágico y ahí tendrá la necesaria soledad y tiempo, que es un regalo que la vida da a algunos.
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Yo nunca vi ni una sola vez la Mañanera, en parte porque pasa a horas en que trabajo, en parte porque me aburrían sus repeticiones y la lentitud de sus arengas. Pero una noche, de casualidad, mencionaron sus lecturas y quedé atónito: nombró de memoria más de cuarenta autores y títulos de la literatura mundial con mucha propiedad: rusos, gringos, franceses, mexicanos (entre éstos apareció Julián Herbert) y no pocos poetas. Buen lector. ¡Qué siga leyendo y deje gobernar a Claudia!
Me pregunto si Peña Nieto ya leyó su cuarto libro (recuerden que no logró nombrar tres autores y tres títulos en la Feria del Libro de Guadalajara). Y no sé si Fox lea: al menos no se le nota.