De cómo llegué al departamento de Wislawa Szymborska en Cracovia
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Segunda de cuatro entregas
En su departamento, Wislawa Szymborska y su calidez hicieron posible una reunión que iniciada en la mañana, se estaba prolongando hasta entrada la tarde. Era claro que ella estaba interesada en las vidas de Gerardo Beltrán y de Abel Murcia. Por supuesto que serían sus traductores al castellano, pero un espíritu como el de Szymborska por supuesto que los abrazaría como personas. Así, les preguntó por sus vidas y por los motivos de su arraigo en Polonia.
En un momento de la tarde, que ondeaba entre el humo del cigarro y la charla, Wislawa desapareció. Regresó con un rostro serio y dijo algo así:
-Caballeros, tenemos un problema.
Gerardo me cuenta que ambos, de súbito se sintieron apenados. Seguramente ya era hora de retirarse. Cómo no considerarlo, si ya había sido tiempo suficiente para Szymborska. Entonces al buscar despedirse, ella atajó:
-El problema es que ya no hay vodka.
Acto seguido, les pidió que fueran a la tienda por otra botella para poder preparar más bebidas y continuar esa velada que dejó abierto el camino para que Gerardo y Abel tuvieran una relación de mucha cercanía con Wislawa.
Qué privilegio debe haber sido escucharla y mirar sus ojos traviesos posarse en cada uno, luego de escuchar las respuestas a las preguntas que ella les lanzaba. Qué privilegio también escucharla contestar las dudas de los traductores para realizar un trabajo de precisión que culminaría, con el paso de los años, en la total traducción de su obra al castellano.
Esta velada les permitió ingresar a un pequeño grupo de personas que formaban parte de sus reuniones. De acuerdo al relato de Gerardo Beltrán, sus veladas eran preparadas con detalle. Szymborska disfrutaba celebrar con ocho personas, o cuando mucho, con diez.
Me cuenta Gerardo que en esas celebraciones siempre había una rifa y Wislawa sorteaba objetos extraños. Recuerda como ejemplo, uno de los premios: era un tenedor larguísimo para robarle la comida al compañero de mesa. También rifaba libros miniaturas con temas inverosímiles, dedos de plástico, en fin, objetos que de alguna forma provocaban la hilaridad entre los comensales.
Ese relato me parecía magnífico, así comprendí la mirada de niña traviesa que Wislawa expresa en algunas de sus fotografías. Y pude acceder a este relato gracias al Encuentro de Poesía y Naturaleza 2023 organizado por la directora de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz, María Baranda.
Y es que no dudé, luego de la primera jornada, en buscar a Gerardo para expresarle mi honda gratitud por su labor de traducción. Le conté además, que la Navidad de 2022 la había celebrado colocando un Nacimiento miniatura en el centro de la mesa del comedor y en lugar del Jesús recién nacido, había depositado un recorte de una fotografía de Wislawa, naciendo así como una niña diosa y que el Día de Muertos en 2021 le había dedicado un altar en mi estudio.
En esa charla que sostuve con Gerardo, me enteré que llevaba ya muchísimos años viviendo en Polonia. Él, junto con los poetas e investigadores polacos que habían acudido al encuentro, Julia Fiedorczuk y Pawel Piszczatowski, estarían solo unos días en México.
Además de esta significativa charla con Gerardo, compartí tiempo con Julia y Pawel; durante nuestra conversación me fui dando cuenta que compartíamos sensibilidades, intereses y aproximaciones sobre poesía, ciencia y medio ambiente.
El vocablo poeta proviene del griego poiéo y significa entre otras acepciones, hacer, fabricar, engendrar, dar a luz, obtener, causar o crear.
Encuesta Vanguardia
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