El año atípico del Mundial

Opinión
/ 29 mayo 2022

Para algunas personas la vida se mide por mundiales, cada cuatro años el esférico de la cancha pone en filo al ovoide en el que vivimos. Sobre eso ya ha escrito tendidamente Hernán Casciari y tiene razón. Este año (2022) es uno de esos, aunque atípico ya que los intereses económicos y el hostil clima Qatarí desplazaron a la justa mundialista del verano al otoño. El lunes 21 de noviembre la pelota comenzará a rodar en la ciudad de Doha y no se detendrá hasta que el 18 de diciembre el colegiado (así les dicen a los árbitros) pite el final del partido más importante que pueda disputar un futbolista, cuando menos a nivel selección. ¿Los candidatos? Los europeos de siempre: Alemania y Francia a la cabeza, a la espera de lo que puedan hacer los gigantes sudamericanos, Argentina y Brasil. Todo ello aderezado por los siempre bienvenidos y salerosos caballos negros.

No obstante, en este deporte no todo es miel sobre hojuelas. En nuestro país hace apenas unos meses vivimos uno de los hechos más lamentables que se hayan atestiguado en un estadio de futbol. La Corregidora de Querétaro, casa de los Gallos Blancos, fue el campo de batalla donde el protagonista bajó de las tribunas y fue la misma violencia que se apodera de las calles del país.

Para entender un mundo deportivo así de maniqueo, caótico y entrecruzado es preciso voltear hacia donde uno de los grandes pensadores del balón, Juan Villoro, reflexiona de bote pronto (pero sesudamente) sobre distintos hechos, algunos de ellos extra-cancha.

Balón Dividido

Juan
Villoro

2018

Booket

264 pp

Los grandes momentos reclaman palabras. Nadie sobrevive en silencio a una tragedia y nadie se queda callado ante un gol que importe”.

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