El cese del Banco de Silicon Valley; el fin de la burbuja de abundancia (el desenlace)
Hoy sabemos que durante el curso de un año la Fed hizo seis observaciones a SVB sobre la forma en que manejaban su riesgo
En la colaboración anterior hicimos un recuento de las circunstancias que llevaron al colapso del Banco de Silicon Valley (SVB), fenómeno que colocó en el radar de la opinión pública la fragilidad de múltiples instituciones financieras estadounidenses ante el combate a la inflación, y abrió el telón a una serie de colapsos como los de Signature Bank (cuyos depósitos y portafolios de deuda fueron adquiridos por Flagstar Bank a $2,700 millones de dólares) y Credit Suisse (adquirido por su competidor UBS por $3,300 millones de dólares). De igual forma, nos planteamos tres preguntas que van en torno a si la Reserva Federal (Fed) mantendría el ritmo de incrementos en las tasas de interés; si los reguladores estadounidenses están tomando acciones para prevenir que se suscite una situación similar; y si existe la posibilidad de que algo así pudiera suceder en México.
Abordemos la primera cuestión. El 22 de marzo pasado, la Fed optó por incrementar las tasas de interés un cuarto de punto porcentual, pasando de 4.50 a 4.75 por ciento, decisión que se dio en uno de los entornos más complicados que han enfrentado durante los últimos años, pues tuvieron que sopesar un equilibrio entre el combate a la inflación y los riesgos al sector bancario. Si decidían no subir las tasas, la señal que se habría enviado tanto a inversionistas como a depositantes hubiera sido de debilidad en el sistema financiero, lo cual podría haber generado mayores problemas. Si decidían incrementar las tasas al mismo ritmo al que lo venían haciendo (cuatro aumentos consecutivos de tres cuartos de punto, un aumento de medio punto y uno de cuarto de punto) podían poner en serios problemas a otras instituciones bancarias. Al final del día, el incremento de 0.25 por ciento fue bien recibido por los mercados y no generó mayores repercusiones en el sistema.
Sobre la segunda cuestión, hoy sabemos que durante el curso de un año la Fed hizo seis observaciones a SVB sobre la forma en que manejaban su riesgo, sin que SVB mostrara cambios significativos en sus prácticas. Ha resultado tan curioso el caso, que el Comité de Asuntos Bancarios del Senado de Estados Unidos decidió intervenir y llevaron a cabo una audiencia el pasado martes 28 de marzo en la que participaron el presidente de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, el vicepresidente de supervisión de la Junta de Gobernadores de la Fed, y la subsecretaria del Tesoro para Finanzas Nacionales. Pero, ¿qué se dijo específicamente en la audiencia? Un poco como el juego de la papa caliente, todos se dedicaron a pasar la culpa; los senadores demócratas culparon a la desregulación bancaria impulsada por los republicanos en 2018, los republicanos a la “fallida” supervisión de la Fed; y la Fed a los ejecutivos de SVB quienes no acataron las observaciones que en repetidas ocasiones se les hizo. Ya hay una investigación en curso para determinar las prácticas que llevaron al colapso de SVB y Signature Bank, tanto por parte de los ejecutivos bancarios, como de los reguladores, así que por ahora nos queda esperar al dictamen.
Para cerrar, ¿podría una situación así ocurrir en México? La respuesta de entrada es no, o al menos no a causa de los mismos factores. Primero, la mayoría de los depósitos bancarios en México están respaldados por el IPAB, lo cual reduce sustancialmente el riesgo de una corrida bancaria ante cualquier eventualidad. Asimismo, contamos con un sistema bancario “sólido”, del cual cabe mencionar que si bien blinda al sector gracias a que las carteras bancarias se concentran en actividades de bajo riesgo (tarjetas de crédito, créditos hipotecarios y automotrices, etc.), esto sucede en detrimento del financiamiento a la innovación y al sector productivo, que aunque conllevan mayor riesgo, resultan en un mayor beneficio social. Por último tenemos el factor regulatorio. Generalmente, las regulaciones en México son más estables a través del tiempo, de modo que aun cuando se actualicen o reformen, no cambian radicalmente de sentido. Caso contrario, en Estados Unidos las regulaciones son más susceptibles a cambios bruscos de timón impulsados por la agenda del partido que obtenga control del Congreso, lo cual nos llevó al escenario tan ambiguo en el que nos encontramos y del que nadie se quiere hacer responsable.