El desencanto de Movimiento Ciudadano y el ocaso de Dante Delgado
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Pocos anticipaban que el ocaso de Dante Delgado alcanzara al ridículo. Audacia y astucia cedieron a la soberbia. El hombre del viejo régimen pretendió hacer de su proyecto político expresión de la nueva política. Un fracaso rotundo y sonoro. Casi le funciona con un joven frívolo e irresponsable, Samuel García, gobernador en Nuevo León, quien dio por hecho que el Presidente, a quien le profesa lealtad y compromiso, habría de resolverle lo del Congreso local, que sometiera a los diputados locales con la justicia penal, como lo hizo con él mismo en 2021 a efecto de que tuviera un sucesor a modo.
Enrique Alfaro leyó bien a Dante y anticipó el desastre para el proyecto que se suponía era común. Los de Jalisco compiten con Morena, Dante y los de Nuevo León contra la oposición y Xóchitl Gálvez. Lo sensato era y todavía es un entendimiento con la oposición y con ello que MC asegure el triunfo en Jalisco y en su conjunto dar continuidad al bloque de contención con la expectativa de que los contrarios del régimen pudieran alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados.
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Dante se volvió el hombre de los arrebatos, bravuconadas e insultos. Nadie mejor para acompañarle en ello que el gobernador de Nuevo León, quien ya descarriló a Luis Donaldo Colosio, el prospecto más sólido de MC. El fin de la política. Igual que López Obrador el acuerdo y la negociación es traición a la causa, aunque es evidente que Dante y su socio resolvieron ser esquiroles del proyecto opositor.
El previsible crecimiento de Xóchitl Gálvez deja en la orfandad a Movimiento Ciudadano. Ni necesidad habrá para invocar el voto útil al quedarse sin candidato presidencial. Por el bien del partido, lo mejor es que el candidato fuera Dante Delgado y ante la debacle que dejara el proyecto a la nueva generación de políticos realmente comprometidos con el proyecto partidista, lo que excluye a Samuel García, no así a Luis Donaldo Colosio.
Movimiento Ciudadano es una opción necesaria, pero sin Dante. De otra manera, todo sería caricatura. Dante es la negación de modernidad y ahora con su entendimiento, con López Obrador, representa un problema y le resta credibilidad al proyecto político.
Los partidos viven de los votos, no de los proyectos o de las fantasías que ofertan sus líderes. Ese es el problema para Dante y Movimiento Ciudadano. Sin candidato presidencial competitivo difícil será alcanzar el 7 por ciento de los votos. Su presencia en el Senado será no mayor a 6 asientos, bajo el supuesto de que prevalecieran en Jalisco y en Nuevo León. En la Cámara de Diputados, si tienen suerte, ganarían 4 distritos en Nuevo León y 6 en Jalisco, además de 14 diputados de representación, lo que hacen 24 en total. Partidos sin votos no tienen representación parlamentaria, tampoco el privilegio de las generosas prerrogativas que la sociedad les otorga.
La apuesta sería que esos números lo volvieran el partido bisagra y con ello jugar a la extorsión en el Congreso. Morena aspira a la mayoría calificada, pero su debilidad regional vuelve imposible tal propósito, incluso será difícil que alcance por sí mismo la mayoría absoluta. Las encuestas anticipan otra realidad, pero no hay un estudio distrital que ofrezca un escenario de integración de Cámaras favorable al oficialismo. Lo que sí es una realidad es que Morena es vulnerable en el ámbito local como efecto del pernicioso centralismo del gobierno obradorista y por la mala evaluación de casi todos sus mandatarios locales y alcaldes.
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Dante ha sido el responsable de lo que ha acontecido en MC. El desastre electoral le será imputable. En Jalisco tendrán que negociar aparte con Xóchitl Gálvez y las dirigencias partidistas del Frente, y de esta manera favorecer el voto cruzado y con ello establecer un compromiso de voluntad opositora coordinada en el Congreso, y en el supuesto de triunfo de Xóchitl, participar en el gobierno de coalición y con ello tener mayoría parlamentaria.
Cualquiera que sea el desenlace, Dante Delgado sale sobrando y, más que ello, estorbando. Sin embargo, como sucede con todos los proyectos partidistas minoritarios, son negocio de un líder inamovible. 2024 dejará en claro el futuro de quien desarrolló su carrera política con Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz. Toda una historia de por medio.