El futuro del T-MEC y México, en riesgo
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Cualquier paso en falso puede ser fatal, por lo que se debe buscar a los mejores negociadores por parte de México
El TLCAN significó el mayor impulso al desarrollo económico para México desde la Segunda Guerra Mundial y le permitió a nuestro país entrar en el proceso de globalización. Sin embargo, la llegada de Donald Trump en su primer mandato a la Presidencia de los Estados Unidos propició la renegociación del TLCAN y la firma del T-MEC, que mantenía la esencia del acuerdo original, pero con mayores obligaciones en el ámbito laboral para México y de competencia justa en los mercados.
Aun con los cambios, el T-MEC resulta altamente benéfico para nuestro país porque permite la libre entrada de productos mexicanos a Estados Unidos y a Canadá, con aranceles bajos, lo que propició, dado los salarios competitivos de México, la instalación en nuestro territorio de miles de empresas, no sólo de capital norteamericano, sino de muchos otros países que vieron en México el trampolín para ingresar a Estados Unidos.
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Sin embargo, la llegada en un segundo mandato de Donald Trump amenaza la continuidad del T-MEC; primero porque ya anunció que buscará la renegociación del tratado, lo que en la práctica implicará más beneficios para Estados Unidos y menos para México y Canadá y, en segundo término, porque de forma unilateral ha hecho varias amenazas de subir los aranceles, lo que acabaría de facto con los beneficios del acuerdo comercial existente.
De hecho, la economía de México está estrechamente ligada a este tratado: primero porque tiene una balanza comercial favorable, es decir, genera más en exportaciones de lo que se importa; segundo porque más del 75 por ciento de sus exportaciones van a Estados Unidos y un 5 por ciento adicional a Canadá y, tercero, porque las ventas al exterior representan al menos el 33 por ciento del PIB de México, es decir, que sin el T-MEC el país perdería el 26 por ciento de sus ingresos. Un escenario casi imposible de materializarse porque aun con aranceles altos y sin el T-MEC, le venderíamos a Estados Unidos y Canadá, aunque fuera menos, pero todos los escenarios, aun los intermedios, son malos.
Y lo peor es que los consejos para diversificar las exportaciones sólo son útiles en el mediano y largo plazo, es decir, podríamos acercarnos a China, pero apenas representa el 2.49 por ciento de nuestras exportaciones, o Alemania, el 1.78 por ciento. De hecho, toda la Unión Europea apenas alcanza el 4.35 por ciento, por tanto, tiene menos peso que Canadá en estos momentos para nuestra economía.
Se trata, pues, del asunto más importante para nuestro país en estos momentos por los impactos económicos y sociales que pudiera tener porque, de concretarse, bajaría la inversión, el crecimiento y el empleo, al tiempo que se incrementaría la pobreza, la inseguridad y el déficit público.
Cualquier paso en falso puede ser fatal, por lo que se debe buscar a los mejores negociadores por parte de México, personas con visión global y conocimientos técnicos, incluso cuando no militen en la 4T, porque no se trata de una cuestión de gobierno, sino de Estado, en donde garantizar el futuro del país es lo más relevante, y lo que resulte de las negociaciones marcará el futuro del país, por al menos para la siguiente década.
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