El mito de ‘echarle ganas’

Opinión
/ 13 mayo 2023
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El llamado “echaleganismo” no saca a las personas de la pobreza. Además, desde el análisis científico se ha comprobado que un porcentaje muy bajo de personas que viven en condiciones de pobreza logra salir de ella. Es decir, existe en México una baja movilidad social.

De acuerdo con el investigador Raymundo Campos Vázquez, en el país, tres de cada cuatro personas que nacen en pobreza se quedarán en esa situación toda su vida. En su libro “Desigualdades, por qué nos beneficia un país más igualitario” plantea que si las brechas siguen creciendo en términos regionales, es decir entre el norte y el sur, la amenaza por la integridad territorial y la soberanía del país como la conocemos será mayor.

Por eso, no es casual el involucramiento de las infancias en la delincuencia, el incremento de suicidios en las y los adolescentes, las luchas violentas por el territorio, el crecimiento exponencial del consumo y distribución de drogas, y los diversos fenómenos sociales que influyen de forma directa y estructural en la reducción de las brechas de desigualdad.

Para el autor, en 130 años la desigualdad regional entre el sur y el norte del país no ha disminuido. Esto se presenta desde la niñez, la adolescencia y cuando las personas se enfrentan al mercado laboral. La situación recrudece cuando llega la vejez, y esa condición se mantiene hasta la siguiente generación. En pocas palabras, dónde naces y quiénes son tus padres son factores que influyen en el desarrollo de oportunidades.

Sobre la percepción de la movilidad social, Alice Kroser, investigadora del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y del Colegio de México (Colmex) afirmó para Noticias IMER, que el fenómeno, se entiende como la búsqueda de una mejora económica, aunque esto no siempre es así y que la cultura del esfuerzo y del “echarle ganas” científicamente no ha cambiado la desigualdad, debido a que esta es estructural en términos de salud, género y no solo de factores económicos que coinciden con una etnografía.

Algunas de las alternativas de solución es proveer servicios públicos de calidad en todo el país -educación, salud, transporte, seguridad, etcétera-. Por supuesto combatir la discriminación en todos los aspectos. Mejorar la recaudación y hacer un uso responsable de la inversión de esos recursos.

Desde lo social y en el plano individual, quizá abandonar la idea tan arraigada que tenemos de la meritocracia en algunos segmentos de la población, y así abrirnos a palpar y sentir/pensar esas otras realidades que nos abrazan, con un sentido de comunidad que nos arraiga desde lo más profundo con los otros y nos hace ser empáticos y generosos hacia los demás.

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