El reto de impartir justicia
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Dar a cada quien lo que le corresponde. Que todos los derechos humanos sean respetados, que todos los ciudadanos puedan tener acceso a los bienes básicos: vida, alimentación, vivienda, educación, trabajo, salud, libre expresión, recreación, libre creencia, participación política...
Que no haya impunidad ni corrupción. Que no quede delito sin sanción. Que no se permitan monopolios ni latifundios. Que se fomente la igualdad y se supriman privilegios. Que no haya racismos ni clasismos y desaparezca cualquier discriminación. Que se eviten conflictos inútiles, acudiendo a diálogos de acuerdo y reconciliación.
CON LOS MEJORES MEDIOS
Justicia omnímoda para todos, especialmente para los más débiles, de bajo ingreso o víctimas de discapacidad. Que magistrados, jueces y abogados realicen sus tareas con ética, respetando, en todo y en todos, la dignidad humana.
Que se practique una legislación clara, con las disposiciones razonables, dirigidas al bien común, en constante revisión y actualización, lograda con prácticas de una democracia dinámica y sin demagogia.
Que las estructuras de representación proporcionada lleven la voz de sus representados a los parlamentos que originen las mejores acuerdos y normas, sin lesionar derechos.
CON PROPUESTAS BIEN DISEÑADAS
Que para los debates se presenten claramente los rasgos característicos, las modalidades diversas de cada opción propuesta para una discusión ordenada, inteligente y respetuosa. Así se llega a una votación no partidaria sino ofrecida desde la conciencia cívica y la congruencia con la comunidad que representa cada votante.
EN ACTITUD MADURA Y CENTRADA
Para lograr la justicia se requiere salud mental, equidad de juicio, equilibrio emocional.
No ayuda una actitud beligerante, dogmática, polémica, dilemática o apologética, es decir, que quiera imponer, pleitear y ganar, ver solo extremos sin términos medios o elegir defensa aunque nadie ataque.
La madurez de la actitud dialógica que sabe escuchar y aceptar, o disentir sin ofender, la que no ve adversarios sino interlocutores es la que puede ponderar valores y no intereses y promover bienes para la nación, no para un grupo.
LO SABIO, LO ACERTADO, LO FUNCIONAL
Lo valioso, auténtico y eficaz sigue siéndolo aunque nadie lo practique. Lo falso, torpe y dañino sigue siéndolo aunque todos lo hagan, en eso no cuentan ni las mayorías ni las abstenciones. Lo que se decide está bien o está mal, ayuda o estorba, favorece o degrada.
TÉ CON FE
-¿Qué deben tener los magistrados, los jueces y los abogados?
-Parece que deben tener aptitud, actitud y virtud.
-¿Y eso quién lo juzga?
-Pues unos dicen que la gente, el pueblo la ciudadanía y otros que los partidos; otros que los peritos que los examinen; otros que los que tienen autoridad política... todas esas opiniones tienen sus riesgos...