Elecciones del Poder Judicial: Mitos y realidades

Opinión
/ 30 mayo 2025

Esta reforma, abrazada por una visión populista, debilitará la autonomía de los juzgadores porque el Ejecutivo tendrá el control sobre ellos y la impunidad no disminuirá.

Mito: Debo votar el 1 de junio en las elecciones del Poder Judicial para no faltar a mi responsabilidad ciudadana de participar en elecciones democráticas.

Realidad: Mentira. En este caso, votar implica legitimar el último martillazo en el clavo del ataúd de la democracia. Disueltos los contrapesos para acotar los excesos del Poder Ejecutivo, el Poder Judicial será controlado por los poderes Ejecutivo y Legislativo y se abolirá el cimiento fundacional de la democracia: la autonomía de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Con ello, nuestra frágil democracia perecerá para dar lugar a un régimen autoritario de corte hiperpresidencialista.

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De manera puntual: su voto contribuirá al “debilitamiento de la independencia judicial y la división de poderes; a la incertidumbre jurídica y operativa; al impacto en tribunales especializados y su capacidad técnica; a (la colisión) contra el T-MEC y nearshoring, y a la concentración del poder (en el Ejecutivo)”.

Mito: Mi voto insertado en las urnas no tendrá más implicaciones que elegir a los integrantes del Poder Judicial estatal y federal.

Realidad: Mentira. Su voto tendrá cuatro implicaciones: 1) Habrá incertidumbre institucional por un largo periodo con un costo económico alto. 2) “Finalizará el sistema de contrapesos con la desaparición de los órganos públicos autónomos y se consolidará un nuevo régimen de corte autoritario”.

3) “La justicia se politizará porque abrirá la puerta a que perfiles inexpertos y politizados ocupen cargos judiciales. La coalición gobernante y agentes económicos poderosos podrán influir en la selección de juzgadores. Los criterios de selección priorizarán aspectos subjetivos sobre la experiencia.

4) “El clima de negocios se deteriorará porque la incertidumbre jurídica podría reducir el atractivo de México, afectando el nearshoring y complicando la revisión del T-MEC”.

Mito: Al elegir a los integrantes del Poder Judicial −estatal y federal−, México llegará a ser un ejemplo internacional de democracia en el mundo.

Realidad: Mentira. No existe un país democrático en el mundo que elija en las urnas a sus jueces y magistrados. Los integrantes del Poder Judicial deben ser elegidos por su mérito, su experiencia, su capacidad profesional y su independencia de criterio. Nunca a través de elecciones populares, so pena de debilitar su autonomía de criterio frente a factores políticos, económicos o vinculados al crimen organizado.

Mito: Es importante que el pueblo elija a los integrantes del Poder Judicial.

Realidad: Mentira. Una elección de tal dimensión no tiene paralelo en el mundo. Fue tan desaseado el diseño de la elección de los integrantes el Poder Judicial que el ciudadano común nunca se enteró sobre el mismo. Tanto que la Presidencia de la República tuvo que repartir “acordeones”, con los nombres de los candidatos morenistas, para orientar el voto entre los integrantes de las 300 circunscripciones uninominales electorales. Las maquinarias partidistas −en especial de Morena− impulsarán la participación de sus militantes el próximo domingo 1 de junio, con la esperanza de alcanzar una participación de entre un 8 como mínimo a un 15 por ciento como máximo, para legitimar una reforma que cimenta el régimen autoritario que la 4T busca implantar en el país.

Mito: Los candidatos a integrar el poder Judicial mejorarán las prácticas de procuración de justicia, eliminarán la corrupción y acabarán con la impunidad.

Realidad: La gran mayoría de los mexicanos desconoce a los candidatos a elegir, pero entre ellos hay políticos profesionales con poca o ninguna experiencia abogadil, militantes de partidos políticos o personas ligadas a conductas cuestionables o al crimen organizado. Elegir a éstos por la vía electoral para investirlos como jueces o magistrados, no mejorará la impartición de justicia, no eliminará la corrupción y, menos, suprimirá la impunidad.

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Esta reforma, abrazada por una visión populista, debilitará la autonomía de los juzgadores porque el Ejecutivo tendrá el control sobre ellos y la impunidad no disminuirá. La razón es sencilla: “la Reforma Judicial no toca a los Ministerios Públicos. No atiende el problema de la puerta giratoria (entrada y salida de personas del sistema de justicia) y la impunidad en materia penal”.

Espero, apreciado lector, que después de este baño de realidad no vote este 1 de junio y se prepare para participar en el proceso de resistencia cívico-ciudadana contra la 4T que, más temprano que tarde, florecerá en las 32 entidades del país.

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