Francisco, Superestrella
COMPARTIR
No se trató de un concierto de rock de la figura musical del momento, no obstante, un millón y medio de jóvenes provenientes de los cinco continentes se reunieron en Lisboa durante tres días, abarrotando los parques donde se celebró la Jornada Mundial de la Juventud con la estelar participación de un sacerdote católico de 86 años, el Papa Francisco.
Aproveché el fin de semana para leer los mensajes y homilías que dirigió Francisco a la muchachada ahí reunida. Ha de contener algo muy poderoso su palabra para que tamaña multitud haya llegado a escucharle desde los más diversos rincones del planeta, en este 2023 tan obscuro y emproblemado. Puedo resumir sus palabras en los nunca como ahora más necesarios llamados a la esperanza y la alegría, a no tener miedo y a enfrentar las adversidades de la vida. Me quedo con estas líneas que llamaron más mi atención.
TE PUEDE INTERESAR: Región Carbonífera: José Guadalupe y Juan Jesús, víctimas de la negligencia
Dijo en la Universidad Católica Portuguesa:
“Como algunos de ustedes han evidenciado, debemos reconocer la urgencia dramática de hacernos cargo de la Casa Común. Sin embargo, esto no se puede hacer sin una conversión del corazón y un cambio en la visión antropológica que está en la base de la economía y de la política. No nos podemos conformar con simples medidas paliativas o con compromisos tímidos y ambiguos. En este caso, ‘los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe’ (Carta encíclica Laudato si’, 194)”.
“No olviden esto. Los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe. Se trata más bien de hacerse cargo de lo que, lamentablemente, sigue siendo postergado, es decir: la necesidad de redefinir lo que llamamos progreso y evolución. Porque, en nombre del progreso, se ha abierto el camino a una gran regresión. Estudien bien esto que les digo. En nombre del progreso se ha abierto el camino hacia una gran regresión. Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. No olviden que necesitamos de una ecología integral; necesitamos escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres; necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad; necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual. No crear polarizaciones, sino visiones de conjunto”.
Leído su mensaje desde una de las innumerables y muy diversas realidades concretas de nuestro mundo, debemos preguntarnos y preguntar al Papa: ¿qué o quién polariza?, ¿quiénes ejercen presiones para que dichas políticas públicas adopten tal o cual forma adecuada a sus intereses?
TE PUEDE INTERESAR: Papa Francisco llama a ‘estar alerta’ sobre los peligros de la inteligencia artificial
En su mensaje de bienvenida en el Parque Eduardo VII señaló:
“Amigos, quisiera ser claro con ustedes, que son alérgicos a la falsedad y a las palabras vacías: en la Iglesia hay espacio para todos. Para todos. En la Iglesia, ninguno sobra. Ninguno está de más. Hay espacio para todos. Así como somos. Todos. Y eso Jesús lo dice claramente. Cuando manda a los apóstoles a llamar para el banquete de ese señor que lo había preparado, dice: ‘Vayan y traigan a todos’, jóvenes y viejos, sanos, enfermos, justos y pecadores. ¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos. ‘Padre, pero yo soy un desgraciado, soy una desgraciada, ¿hay lugar para mí?’. ¡Hay lugar para todos! Todos juntos, cada uno, en su lengua repita conmigo: Todos, todos, todos. No se oye, ¡otra vez! Todos. Todos. Todos. Y esa es la Iglesia, la Madre de todos. Hay lugar para todos. El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos. Es curioso: el Señor no sabe hacer esto (indica con el dedo), sino que hace esto (hace el gesto de abrazar). Nos abraza a todos. Nos muestra a Jesús en la cruz, que tanto abrió sus brazos para ser crucificado y morir por nosotros”.
Palabras claras que dejan atrás a esos sectores de la Iglesia Católica que condenan, juzgan y excluyen, así, a secas, sin adjetivos, ejemplos o distinciones, que sólo invitan a la polarización. Mensaje de un pontificado que reafirma su compromiso con un Dios que es misericordioso, una Iglesia de acogida en la que todos cabemos. Francisco sigue haciendo de la suyas. Enhorabuena.
Twitter: @chuyramirezr