Región Carbonífera: José Guadalupe y Juan Jesús, víctimas de la negligencia
COMPARTIR
El dictador soviético Josef Stalin dijo en cierta ocasión: “Una muerte es una tragedia. Un millón, una estadística”. Parece que así es. Aunque el dolor por cada trágica muerte concreta, lastime a los familiares que lloran a sus deudos. Las muertes se acumulan y la estadística las banaliza, sea porque cayeron víctimas de la ola de macrocriminalidad histórica que se extiende a lo largo y ancho del país, sea por muertes accidentales que hubieran podido y debido evitarse.
El pasado 19 de julio, VANGUARDIA dio cuenta en su portada de la muerte de dos mineros de carbón: José Guadalupe Esparza Pérez, de 40 años, y Juan Jesús Zapata Alfaro, de 29. El titular de portada deja ver el absurdo en que hemos caído frente a estas tragedias: “OOOTRA TRAGEDIA MINERA: MUEREN DOS EN UN POCITO”. La portada del día siguiente completó esta historia tan común en el propio titular: “SABÍAN QUE ERA IRREGULAR, PERO NO QUEDA DE OTRA”.
TE PUEDE INTERESAR: Sinsentidos del crecimiento en la región Sureste de Coahuila
La imperiosa necesidad de llevar pan a la mesa familiar obliga a estos mineros a trabajar en minas y pocitos que son una trampa mortal. Las condiciones de trabajo vigentes se traducen en pingües ganancias para los patrones y en peligro de muerte para los trabajadores.
Las notas de los dos días rebosan de lugares comunes: negligencia criminal de la empresa, trabajadores orillados a arriesgar su vida para sostener a sus familias, gobiernos indolentes y tolerantes y familias sufriendo y lamentando la muerte de sus seres queridos y la pérdida de su único sostén.
Esta vez se trata de la empresa Minera FUGA, S.A. de C.V., creada en 2018, justo cuando arrancaba el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Como toda empresa creada al vapor y al amparo de la corrupción, poco importó su historial, su capacidad técnica, financiera o administrativa. Lo de menos eran las condiciones laborales de los trabajadores, lo importante era el enriquecimiento del empresario a costa de los trabajadores explotados, y de sus cuates en el Gobierno y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
TE PUEDE INTERESAR: Reportan robo de maquinaria en Pasta de Conchos; edificación de memorial en riesgo
Resulta que la CFE que comanda Manuel Bartlett otorgó a Minera Fuga, contratos de, por lo menos, 145 millones de pesos. Esta empresa extrae, lo que parece ser carbón o tierra negra, vende al gobierno cantidades importantes de carbón ante la mirada cómplice y el silencio criminal de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que estuvo a cargo de Luisa María Alcalde desde 2018 y que en 2023 se convirtió en secretaria de Gobernación. Minera Fuga fue clausurada tras una inspección, pero continuó operando porque para eso sirve el “estado de chueco”.
Estas tragedias no son tema para el Presidente de la República. Él está muy ocupado aferrándose al poder. Pareciera también que, por lo común, estas muertes, tampoco son importantes para la sociedad. Se encuentra distraída vayamos a saber en qué variopintos asuntos. La negligencia criminal del Gobierno Federal y de la empresa, está clara. ¿Pero nosotros como sociedad qué estamos haciendo?
Creo que el dolor de conciencia me lleva a escribir estas líneas, también hay algo de culpabilidad por no hacer nada o por no poder hacer nada, quizá me muevan también sentimientos de solidaridad hacia las familias de los mineros fallecidos, y de rabia con el Gobierno, desesperanza frente a la impunidad que echará tierra encima para que todo se olvide. Persiste también una tristeza e impotencia porque pareciera que la sociedad ya está acostumbrada, ya “normalizó” estas tragedias. San Maximiliano Kolbe decía: “El veneno más mortífero de nuestro tiempo es la indiferencia”.
TE PUEDE INTERESAR: Le sale a la CFE ‘el tiro por la culata’ en la Región Carbonífera
Ahora se perdieron dos vidas, la de José Guadalupe y la de Juan Jesús. No permitamos que su vida se pierda ahogada en estadísticas. Mi solidaridad con sus familias. Mi indignada protesta frente a la ineptitud criminal del Gobierno Federal de Andrés Manuel López Obrador y de sus empleados: Manuel Bartlett y Luisa María Alcalde.
Por cierto, ya va siendo hora de que el Gobierno de Coahuila y los gobiernos municipales de la Carbonífera hagan algo por su gente. Señalar al Gobierno Federal y cruzarse de brazos es tanto o más criminal, es un silencio traidor ante el pueblo que dicen gobernar y frente al que trataron de lucirse con promesas vacías.
X (antes Twitter): @chuyramirezr