Humanidades digitales, entre el trend y el futuro
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En un mundo donde las nuevas tecnologías e inteligencia artificial redefinen la producción del conocimiento, las humanidades digitales emergen como un campo esencial para equilibrar tecnología y pensamiento crítico. Éstas se han convertido en un referente para comprender los fenómenos en Internet y la relación entre tecnologías y humanas, no desde una perspectiva vertical donde se pondera la participación de lo tecnológico sobre lo humano, sino desde una perspectiva más horizontal donde se busca integrar de forma provechosa las tecnologías de forma transversal en los diferentes ámbitos de la vida.
La historia de las humanidades digitales tiene sus orígenes en el proyecto Index Thomisticus, iniciado por el sacerdote italiano Roberto Busa en 1949 con el propósito de indexar computacionalmente las obras de Tomás de Aquinas. Durante las décadas siguientes, creció el uso de ordenadores en humanidades bajo el nombre de “humanities computing”. A partir de la década del 2000, el término “digital humanities” se usó para integrar herramientas digitales, análisis computacionales, edición electrónica y reflexión crítica sobre tecnologías culturales. La disciplina se institucionalizó mediante universidades, asociaciones y revistas especializadas que contribuyeron a su expansión y madurez académica en una tradición de más de 50 años.
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Las humanidades digitales constituyen un campo interdisciplinario que combina los métodos tradicionales de disciplinas como la historia, la literatura o la filosofía con herramientas tecnológicas contemporáneas, como la inteligencia artificial, la minería de datos o la visualización digital. Su propósito es preservar, difundir y analizar el conocimiento humano en entornos digitales, abordando temas como la alfabetización mediática, la ética en Internet, el acceso abierto al conocimiento y la preservación del patrimonio cultural. En el ámbito universitario, las humanidades digitales resultan esenciales porque actualizan los enfoques pedagógicos e investigativos mediante competencias tecnológicas e innovación metodológica. En un contexto donde la producción del conocimiento depende de medios digitales, estas disciplinas permiten comprender y utilizar críticamente las herramientas tecnológicas sin perder la dimensión humana, promoviendo una ciudadanía más informada, ética y participativa en los procesos digitales que modelan la vida contemporánea.
El pasado 3 de noviembre se dio a conocer el ranking de clasificación mundial de universidades QS 2026, a partir de la revisión de los siguientes indicadores: reputación académica, reputación entre empleadores, cantidad de citas por facultad; impacto en investigación, proporción de estudiantes internacionales; profesores internacionales, redes de investigación internacional, empleabilidad, sostenibilidad.
El estudio expone a las 10 mejores universidades de México: 1) Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2) Tecnológico de Monterrey (ITESM), 3) Universidad Panamericana (UP), 4) Instituto Tecnolǵico Autónomo de México (ITAM), 5) Instituto Politécnico Nacional (IPN), 6) Universidad Anáhuac México, 7) El Colegio de México (COLMEX), 8) Universidad Iberoamericana CDMX, 9) Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), 10) Universidad de Guadalajara (UdeG), (El Economista, 2025).
¿Qué tienen en común estas universidades? Todas ellas poseen áreas de humanidades digitales con reconocimiento a nivel nacional y mundial, comparten una visión orientada a fortalecerlas como eje de su innovación académica y social. Todas promueven la integración de metodologías tecnológicas, observatorios y laboratorios que contribuyen a la obtención, limpieza, preservación y análisis de datos con objetivos que benefician el pensamiento crítico humanístico de sus estudiantes, docentes e investigadores. Además, impulsan la interdisciplinariedad entre su comunidad como una cultura incluyente entre las distintas facultades y escuelas, sin importar si son exactas, médicas, sociales/humanas. Proponen educación continua y ofertan programas con enfoque en las humanidades digitales para la actualización académica interna y externa. Asimismo, destacan por su compromiso con la innovación pedagógica y la colaboración internacional en redes de investigación.
Esto significa que estas universidades mexicanas reconocen el papel estratégico de las humanidades digitales en la transformación del conocimiento y en la formación de una comunidad académica capaz de responder a los desafíos del siglo XXI para fortalecer la calidad educativa y la competitividad internacional de sus instituciones. Las humanidades digitales se consolidan como un puente entre la investigación científica y las necesidades sociales actuales, contribuyendo a la construcción de sociedades más informadas y conscientes del impacto tecnológico en la cultura y en la vida cotidiana. Este proceso de integración refuerza y demuestra que la idea de innovación universitaria no depende únicamente del desarrollo técnico, sino de la capacidad y el compromiso de las instituciones con sus comunidades locales. Es un buen punto de partida para quienes no figuran en el listado, repensar qué están logrando con sus espacios y qué deben replantearse para mejorar.