Juárez y el encuerado
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-Está a dos cuadras del Mono Bichi.
Así dice la gente de Nogales para indicar la ubicación de algún comercio o casa.
En Saltillo los puntos de referencia son variados. Decimos: “Atrás de la Catedral...”. “Por el rumbo del Ateneo”... “A un costado de la Alameda...”. En Monterrey, ciudad más grande, se debe recurrir a otras menciones. Un cierto amigo mío vivía cerca de un motel de paso –de corta estancia o pago por evento– llamado Motel Siesta. Cuando mi amigo decía: “Vivo en la colonia tal” o “Mi casa está frente cerca al Banco Fulano” nadie le entendía. Pero cuando empezó a decir: “Vivo a una cuadra del Motel Siesta”, todos los señores manifestaban: “¡Ah, sí!”. Y algunas señoras también.
La gente de Nogales usa al Mono Bichi como obligado punto de referencia. Ahí no hay pierde. El Mono Bichi es una estatua que representa a un hombre desnudo. En Sonora la palabra “bichi” se usa para significar la desnudez. He oído ese vocablo usado en las más diversas formas.
-La cuenta del restaurante fue muy alta. Casi me dejan bichi.
-Es una playa nudista. Ahí andan todos bichis.
-Ahora es muy peligroso hacerlo con el pito bichi. Por el sida, tú sabes.
He relatado la historia de aquel campesino sonorense que se robó una vaca. La desolló, y ya se disponía a cortarla en trozos para vender la carne cuando le cayó la Policía Rural. El abigeo manifestó que la vaca era de su propiedad, y los jenízaros le pidieron el cuero del animal para mirar la marca.
-No hay cuero –respondió el individuo con desfachatez–. Esta vaca nació bichita.
El Mono Bichi está completamente bichi. Quiero decir que se le ve todo. No es como la estatua del Apolo de Belvedere, con aquellito cubierto por una hoja de parra, a la manera de las esculturas clásicas. En el museo dos señoras estaban viendo al Apolo con su hojita. Pasó un majadero individuo y les preguntó:
-¿Qué están esperando, señoras? ¿Que llegue el otoño?
Con el Mono Bichi no es necesario aguardar la venida de la estación autumnal. El escultor puso las cosas como son, pero más grandes, porque la estatua es de tamaño heroico. Fue cuidadoso, y no cayó en el error en que incurrió Tolsá, “el Miguel Ángel valenciano”, cuando al hacer el famoso monumento ecuestre llamado “El Caballito” puso en el equino, muy parejas, dos partes que en todos los animales machos aparecen ligeramente disparejas. Ese detalle lo hizo notar con mucho ingenio la celebérrima Güera Rodríguez, que bien conocía el asunto, pues muchas veces lo había tenido en sus manos.
En el caso del Mono Bichi lo malo es que la efigie sirve de remate a otra de don Benito Juárez, y los viripotentes atributos del gigantón quedan exactamente sobre la cabeza del Benemérito, cual ominosa espada de Damocles. No sé cómo puede seguir impávido e impertérrito el gran prócer de Guelatao teniendo sobre sí tal amenaza. Ojalá al Mono Bichi no se le caiga lo suyo, por el decoro debido al insigne héroe de la República.