Las conquistas contemporáneas, en todos los ámbitos, ¿modifican la curiosidad? Para los niños que tienen la fortuna de vivir con comodidad, sin el agobio de la miseria, la facilidad de acceder a incontables mundos apretando un botón de la computadora, ¿cambia el universo de la curiosidad? El mundo de hoy, hiperconectado, con ofertas interminables, in crescendo, sin fin, ¿alterará las inclinaciones propias de la infancia como la curiosidad, la emoción, la sorpresa, la búsqueda?, cuestión cuyo eje suscita otra duda, las generaciones de la red, ¿perderán o ganarán con los interminables menús disponibles en los medios de información? y, por último, ¿qué tan diferentes serán los pequeños cuyas destrezas en el manejo de móviles, computadoras y sucedáneos se adquieren quasi in útero?