Libertad de expresión, un juego que todos jugamos

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Optemos por ser verdaderos comunicadores −llámense columnistas, analistas, reporteros, etcétera−, cada quien en su rama, y trabajemos en esas actividades con pasión, ecuanimidad y honestidad
De nueva cuenta, como cada año, las autoridades del Gobierno del Estado, de los municipios y de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) se empeñan en que el llamado Día de la Libertad de Expresión se celebre conjuntamente con los trabajadores de todas las ramas de la prensa, otorgándoles reconocimientos por sus trabajos.
El espíritu de la libertad de expresión sólo se puede descubrir en forma conceptual en la Constitución General de la República, que obliga a salvaguardar lo más preciado: la libertad de pensamiento y de opinión, como derecho humano fundamental, y exige del gobierno respeto a los medios y a sus trabajadores, aduciendo que el poder público es defensor de la opinión de quienes manejan el cuarto poder.
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Las exigencias políticas, con el objeto de que los medios suavicen las notas que puedan comprometer o les cambien el sentido sin que su tergiversación sea notada, siempre las han sabido corresponder, por lo que convenientemente se creó esa línea directa, la cual sería espinoso que fuera cortada, pues la conveniencia es bilateral.
El célebre escritor, diplomático y filósofo político italiano, Nicolás Maquiavelo, dice que el gobernante debe hacerse criticar por uno de los medios, teniendo periodistas a sueldo, con el fin de mostrar que se respeta la libertad de expresión.
Esta subinformación −continúa Maquiavelo− es uno de los pilares del despotismo moderno en que, por un retorno del efecto sobre la causa, cuanto mayor es, menos la perciben los ciudadanos.
Existen otros autores contemporáneos que refieren aspectos sobre la comunicación, como el polaco Ryszard Kapuściński, quien circunscribe la labor del periodista en cinco sentidos: estar, ver, oír, compartir y pensar. Sigue diciendo que, antiguamente, se trataba de una profesión de alto respeto y dignidad que jugaba un papel intelectual y político.
De unos años para acá, los periodistas en nuestro país han sido amenazados por torpes y delirantes políticos con los que tienen que luchar por la diferencia de criterios, rivalizando con los medios con el fin de que adopten medidas que les favorezcan, ofreciéndoles beneficios para que publiquen noticias en determinado sentido.
Ofrecen también la influencia tan importante del dinero, que dispersan entre los medios por concepto de publicidad oficial. Lo cual es totalmente legítimo, pues las empresas dedicadas a esa actividad adquieren recursos que son pagados por el ente público. Sin embargo, no debe perderse por esa causa −que debe ser consustancial a los comunicadores, sin tratar de prescindir del pensamiento− lo que dice Kapuściński referente a lo que llama los cinco sentidos del periodista.
Optemos por ser verdaderos comunicadores −llámense columnistas, analistas, reporteros, etcétera−, cada quien en su rama, y trabajemos en esas actividades con pasión, ecuanimidad y honestidad, que son valores revestidos de una integridad que deriva de una capacidad académica adecuada.
Día de la Libertad de Expresión, la llamo así porque así la llaman oficialmente. Pero si realmente existe, ¿por qué matan a periodistas? La respuesta la tiene Voltaire cuando dice: “es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”.
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Si realmente existe esa libertad, ¿por qué hay tantas muertes y secuestros de periodistas?
¿Por qué hay un amedrentamiento a comunicadores?
¿Por qué el acaparamiento de medios en manos de políticos poderosos, cuyo fin es autoalabarse dirigiendo líneas que los limpien?
Es cierto, algunas veces los gobiernos de México compran medios o más bien estos se saben vender, es un juego que ambos bandos juegan. Por más noticias dificultosas que haya, muchas veces el dinero diluye los problemas y, por consiguiente, las consecuencias.
Por tales razones creo que es oportuno saber interpretar lo que menciona sor Juana Inés de la Cruz:
“¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
La que peca por la paga
O el que paga por pecar?”.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com