Me cuido y te cuido ante todo; incluyendo inundaciones, granizo, y desperfectos
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El jueves pasado llovió y granizó. Fuerte. No tuve problemas en casa, pero estuve, como siempre, vigilante. En algún momento de los cincuenta años que tengo en Saltillo, he experimentado los efectos de agua que entra por grietas, ventanas abiertas, puertas. Tengo un par de cuartos que se inundan si no estoy preparada.
Ayer me contó una amiga que el granizo rompió los tragaluces de su departamento y que entró a raudales el agua, arrastrando tierra. No quise imaginar el proceso de limpieza. Tampoco quise imaginar el shock de llegar a casa a encontrar todo eso. Nos ha pasado ¿no?
Bajo esas condiciones, andar en la calle se vuelve complicado. La cantidad de agua que cae repentinamente y en muy poco tiempo causa inundaciones y si de por si dicen que la inteligencia del conductor promedio es soluble en agua, el estrés que provoca el atravesar caudales de agua y llegar a tiempo y a salvo a algún lugar, pues el caos no tarda en aparecer.
Es muy difícil mantener la calma y portarnos de manera sensata en medio de un caos generalizado de esa magnitud. Nos toma la desesperación y a veces el pánico. Imagina lo distinto que podría ser si tuviéramos la presencia y consciencia de respirar y movernos con calma. En vez de eso, despotricamos contra el gobierno y las personas que manejan cerca de nosotros. Culpabilizamos a quienes, según nosotros, provocaron los desperfectos en nuestras casas que permiten la entrada de agua. Claro que pensé de inmediato que quien puso los tragaluces en el departamento de mi amiga, no lo hizo de manera adecuada. Esos tragaluces no estaban fabricados con materiales correctos. Pienso. Pero ya no queda más que reparar y resolver. En este caso, así es. En otros casos, seguramente podemos evitar muchas situaciones desagradables. Yo pongo sábanas en la orilla inferior de la puerta corrediza de mi oficina.
Podemos aprender a manejar de manera inteligente. Podemos solo salir si es totalmente necesario. Podemos saber lo que significaría no arriesgarnos, no ser osados. Podemos cuidarnos y cuidar a otros. ¿Qué te parece?