Mirador 09/10/2024
Este amigo con el que tomo la copa –varias– los martes por la noche suele hacer afirmaciones que me escandalizarían de no ser porque el buen vino pone en mí un espíritu conciliatorio.
Anoche, por ejemplo, declaró:
-El día del Juicio Final el Señor va a estar muy ocupado. Tendrá que irnos juzgando uno por uno, y somos bastantitos. Nuestros pecados serán conocidos por todos. Yo sentiré vergüenza de que los sepa mi familia, por eso procuraré ponerme atrás de un tipo grande y gordo, a fin de sustraerme a la mirada del Supremo Juez y ver si así me escapo de su juicio.
Lo interrumpo:
-Confía en la misericordia del Señor.
Responde:
-He oído decir que el hombre está hecho a imagen y semejanza suya, y eso no me inspira mucha confianza.
Guardo silencio, yo que nunca guardo nada. Y es que con los años he aprendido que las discusiones sobre religión suelen ser poco religiosas. Mejor bebo en silencio. Es una buena forma de beber.
¡Hasta mañana!...