Se necesitaría de un huracán para cubrir la deuda de agua a Estados Unidos: Rosario Sánchez

Coahuila
/ 20 abril 2025

El déficit actual equivale a más de 1,400 millones de metros cúbicos, lo que representa la capacidad de la presa El Cuchillo y medio depósito adicional

Dadas las actuales condiciones climáticas y de estrés hídrico, es imposible saldar el rezago de entre 1,400 y 1,500 millones de metros cúbicos en el cumplimiento de las asignaciones contempladas en el Tratado de Aguas México-Estados Unidos.

A fin de poder cubrir dicho déficit, equivalente a la capacidad total de la presa El Cuchillo y un 50 % más de su volumen, será necesario que ocurra un huracán antes de octubre próximo, cuando concluye el plazo para cubrir dicha demanda.

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La disputa por el caudal del río Bravo no solo requerirá un evento climático de esa magnitud, sino también la actualización del referido tratado, sostuvo Rosario Sánchez Flores, experta en el tema.

En realidad, el problema no consiste en las disposiciones de dicho documento, sino en la capacidad de negociación entre ambos países, dijo la investigadora a Univisión 45, de Houston, Texas.

“Desafortunadamente —observó— el nivel de atención y de presión ha escalado a puntos que no ayudan, que no aportan; echamos lodo donde ya estamos todos sucios, y no proponemos; tenemos que hablar de cosas propositivas”, declaró.

“La presión y el nivel de comunicación actuales no son los ideales; no se puede trabajar bajo presión, tampoco con la premura que marca el próximo cierre de ciclo, que será en octubre, ni teniendo la incertidumbre de si se podría cumplir... Si no llega un huracán, México no podrá cumplir, dados los niveles de las presas”, detalló.

La autora del libro Breve historia de las aguas compartidas entre México y Estados Unidos, recién presentado en Saltillo, indicó que el Tratado de Aguas entre ambos países requiere adaptarse a las nuevas circunstancias.

Planteó la necesidad de que en el texto se especifique en qué consiste el concepto de “sequía extraordinaria”, o quizá eliminarlo como una de las condiciones necesarias para reducir las asignaciones tributarias de México y Estados Unidos.

Lo cierto es que la sequía que se experimenta en territorio mexicano ya es permanente, pues esta se viene registrando desde hace más de 15 años, observó.

Por otra parte, en el documento se debe hablar, en el caso del río Bravo, de asignaciones basadas en proporciones de disponibilidad de la cuenca, ya sea de las presas internacionales o de los propios tributarios, concretamente, “proporciones equitativas para ambos países”.

Además, Sánchez Flores estimó que llegó la hora de considerar el agua subterránea dentro del tratado, pues este tema no forma parte del documento. “Nadie habla del agua subterránea, no la regula el tratado, no obstante que es la que nos está salvando o sacando a flote actualmente”, apuntó.

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“Esto sería muy beneficioso, pues de todos modos se está extrayendo sin control, sin medida, sin monitoreo, sin saber las condiciones ni las consecuencias”. Su inclusión permitiría, por lo menos, “darle una atención; se reconocería su existencia y, si se está usando, tendría que definirse cómo se puede usar mejor”.

Sería mucho mejor administrarla reconociendo su conectividad con aguas superficiales. Por ejemplo, el caudal que recorre desde Big Bend hasta Maderas del Carmen “son descargas naturales de agua subterránea, es un tributario importante de la cuenca que no está siendo considerado, ni contabilizado, ni protegido”.

La científica señaló que México le está apostando a que ocurra un huracán o se den mejores condiciones ambientales en este quinto año del 36º periodo quinquenal del tratado para poder cumplir con el compromiso de México con Estados Unidos.

En lo que va del tratado de 1944, han sido tres las ocasiones en que México ha caído en déficit, eventualidad que está prevista en el propio documento.

El problema actual consiste en que las condiciones climáticas, así como el decrecimiento de la disponibilidad del líquido, “son insostenibles”, por ende, “ya no podemos darnos el lujo de esperar”.

En tanto, “esa flexibilidad que otorga el tratado ya está causando muchos estragos en la parte de Estados Unidos, específicamente al estado de Texas”, observó.

“Lo que estamos viendo ahora es un quiebre del sistema, una condición en la cual el tratado ya no cumple las expectativas, tal cual, aun en el marco de su cumplimiento; ya no responde a las necesidades actuales”, enfatizó.

“El problema aquí es qué tanto podemos depender ya del clima; qué tanto debemos dejar al clima la responsabilidad de un compromiso internacional. Esa es la gran pregunta... Ya me parece insostenible, y hasta cae en lo negligente, dejar que el clima nos resuelva esta problemática”, dijo la doctora Rosario Sánchez.

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