Me apesaró la inesperada muerte de Graciela Garza Arocha, cuyo nombre está indisolublemente unido al de “La Canasta”, emblemático restorán de Saltillo, mi ciudad.
Modesto fue el origen de esa que fue segunda casa para muchos saltillenses. Con su hermana Rebeca fundó Gache, un pequeño negocio en el garaje de una antigua casona en la calle de Aldama. Ahí vendían piezas de pollo rostizado, entonces grande novedad, que servían, sobre papel encerado, en canastitas de plástico. De ahí el nombre del lugar.
Tuvieron éxito, y al paso de los años el restorán creció en otros locales hasta convertirse en el más grande y mejor de la ciudad. Los platillos que Graciela creó le dieron fama. Primero el arroz huérfano, llamado así porque no tenía madre. El nombre se lo puso Roberto Orozco Melo, excelente persona, inolvidable amigo. Luego el filete tapado, las enchiladas ATM y Abuelita, las cáscaras de papa, los champiñones al limón... Una extensa y sabrosa variedad de galas de gula que quedaron grabadas en nuestra memoria.
Gran empresaria, impulsora de buenas causas de beneficio a la comunidad, Graciela Garza Arocha descansa ya, ella que siempre fue incansable. No habrá para ella olvido. La recordaremos con afecto y gratitud.
¡Hasta mañana!...