Mirador 25/07/2023
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“Yo no quiero irme al Cielo. Vivo en Saltillo”.
Tal es una de las innumerables declaraciones de amor que le he hecho a mi solar nativo. En él vivo, a diferencia de muchos compatriotas míos, que en sus respectivos lugares sobreviven. Segura y ordenada mi ciudad, bien gobernada, no tiene los problemas que hacen de la existencia en otras poblaciones una constante molestia o una aventura cotidiana. En Saltillo se vive en paz, y no encuentra trabajo sólo el que no quiere trabajar.
Hoy mi ciudad cumple 446 años de edad. Española y tlaxcalteca por igual, ha sabido guardar su antiguo señorío al tiempo que es modernísimo centro automotriz.
Este día tendré dos satisfacciones. Temprano en la mañana hablaré del Ateneo Fuente a la nueva generación de ateneístas, pues soy el exdirector decano del glorioso plantel. Luego, más tarde, asistiré en mi carácter de Cronista de la Ciudad a la ceremonia en que se entregará la Presea Saltillo, máximo galardón que reciben los que han hecho el bien a la comunidad.
De veras: no quiero irme al Cielo. Vivo en Saltillo.
Y estas son las mañanitas que cantaba el rey David.
¡Hasta mañana!...