Mirador 26/07/2023
¿Qué súbito regalo ha sido éste? Son las horas del alba, y voy en mi automóvil por la carretera con rumbo al aeropuerto de Monterrey. Se extienden todavía frente a mí las penumbras de la noche.
De pronto, al dar la vuelta en una curva, asoma el sol por encima de la montaña, y con su luz se llena el valle. Aquí viene el regalo: la tierra está cubierta de arbustos coronados con una flor color de malva, o lila, o rosa. Todo el mundo, hace un minuto perdido en la tiniebla, se ha vuelto luminoso y colorido para mí.
Yo voy de prisa porque el avión no espera. Pero me detengo y bajo del coche unos instantes a contemplar aquella maravilla. La tengo ahora en el recuerdo como una visión perfecta de belleza. Irá conmigo siempre aquel instante fugitivo en que el paisaje se puso un sombrero de sol, y en la solapa una flor color de malva, para que yo lo viera.
¡Hasta mañana!...