Mirador 27/08/2024
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“...¿Mis versos en tu álbum? ¡Oh Cuca, qué gloria!
Si tú los repites después de memoria
serán armoniosos y dulces serán.
Aquí están mis versos. A ti los entrego.
Son flores queridas y hermosas que riego
donde ahora tus plantas posándose están...”.
Forrado en terciopelo azul celeste conservo el álbum donde la señorita María del Refugio Berlanga, de Saltillo, pedía en los principios del pasado siglo a los poetas locales que le escribieran en sus páginas algunas rimas.
Las que arriba puse son obra de su hermano, don Tomás Berlanga. Era tremendo jacobino ese señor, y tenía desplantes que escandalizaban a la pacífica sociedad de su tiempo. Celebró la construcción del Teatro “Acuña” porque estaba, dijo, “entre dos barbaries”. Una era la plaza de toros; la otra el templo de San Esteban.
Siento un escrúpulo al leer los versos de ese álbum, que no se escribieron para ojos extraños. Pero soy hombre de nostalgias, y una suave melancolía disipa mis remordimientos.
¡Hasta mañana!...