Allende: 14 años de una herida abierta que se agravó con la extradición del Z-40 y el Z-42; hoy se recuerda con Teuchitlán

Un retrato similar al del “Rancho Izaguirre” en Jalisco, tuvo lugar en el “Rancho Los Garza” hace 14 años en Allende, Coahuila y la justicia esperada por un cálculo de 300 familias se complicó tras la extradición del Z-40 y el Z-42

A 14 años de la “Masacre de Allende”, al norte de Coahuila, perpetrada por el cártel de Los Zetas, los familiares de personas desaparecidas continúan en busca de respuestas y lamentan que su realidad, se haya seguido replicado en decenas de partes del País, mientras que, al igual que en su caso donde se atribuye al Z-40 y Z-42 como autores intelectuales, la justicia parece cada vez más lejana.

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Fue entre el 18 y el 20 de marzo de 2011 cuando los hermanos Miguel y Omar Treviño Morales, mejor conocidos como el Z-40 y el Z-42 ordenaron irrumpir en el pueblo a por lo menos 40 hombres armados para realizar un ajuste de cuentas en contra de 3 familias del pueblo y todas las personas cercanas, incluyendo a los trabajadores y amigos.

Las investigaciones de esta historia que se han proyectado en reportajes alrededor del mundo y series de televisión, dicen que todo se originó a partir del trasiego de información a la DEA, y mientras que en un inicio se habló de que había unas 300 personas desaparecidas solo de ese fin de semana, hasta hoy, no existe un registro exacto.

A pesar de que el tiempo ha marcado su paso, hoy los miembros del colectivo “Alas de Esperanza” dicen que aquel suceso es todavía una herida pendiente de sanar, pues las familias han navegado en un vaivén que inicia con la falta de certeza sobre el paradero de sus seres queridos y que concluye hasta ahora con las extradiciones de los culpables de su caso que anuncian un carpetazo a la historia de Allende.

“Las heridas siguen abiertas. El día de ayer pudimos ver lágrimas en los ojos de mis compañeros, lo cual nos dice que la herida no se ha sanado. Este evento marcó drásticamente la vida de la comunidad, del Estado y del País”, dice Reyna Elizabeth Martínez, miembro del colectivo.

“Mientras que no tengamos un lugar dónde llorar, dónde llevar una flor a nuestros seres queridos desaparecidos, nunca vamos a poder cerrar ese ciclo, y ya ni hablemos de la justicia o de la reparación del daño”, dice Reyna.

Detalla que aunque saben que a lo largo del tiempo se ha detenido e incluso sentenciado a personas que colaboraron con el exterminio y los “levantones”, en realidad lo que se esperaba era que quienes dieron las órdenes recibieran un castigo impuesto por los jueces mexicanos y que su caso no quedara solo en el recuerdo mediático, sino como una prioridad para llegar a la verdad.

“Nos dan cifras, nos dicen que hay tantos detenidos, que hay sentencias, pero los principales perpetradores, es decir, el Z-40 y el Z-42 ahorita ya están extraditados y no están por los delitos cometidos en Allende, sino por otros de los que están acusados. Esto quiere decir que lo de Allende ya se va a quedar así porque no creo que regresen”, dijo.

La miembro de “Alas de Esperanza” dice que los eventos donde se ha conmemorado un aniversario luctuoso y que son encabezados por las autoridades como el más reciente, en realidad son vistos por las familias como un recordatorio sobre la deuda que tienen con esa comunidad.

“Los eventos no nos dan paz, no nos reconfortan. El evento conmemorativo de cada año es para que ellos estén conscientes de que tienen una deuda con nosotros”, señala.

La investigación en poder de la Fiscalía General del Estado y a la que VANGUARDIA logró acceder en 2019, indica que desde 2014, las autoridades empezaron a inspeccionar el “Rancho Los Garza” a donde habrían sido llevadas muchas de las personas que desaparecieron en ese fin de semana, encontrando a su paso evidencias.

Entre los indicios, la Fiscalía recuperó 24 contenedores metálicos de 200 litros, de donde se obtuvo la totalidad de 794 fragmentos óseos, pero debido al grado de carbonización y calcinación de los mismos, fue descartado que los mismos estuvieran susceptibles a un análisis de reconocimiento de ADN.

En ese mismo lapso de tiempo, dicho órgano reportó un nuevo hallazgo de 66 fragmentos óseos y 68 órganos dentales con características humanas; los cuales sí lograron ser puestos a disposición de la entonces división científica de la Policía Federal para ser analizados.

Sobre dichos restos, Reyna dice que no hay ninguna novedad.

“No hay respuesta sobre esto. Solo lo que nos dicen de los detenidos, pero relacionado con los restos no hay nada, ni con el paradero de las personas que faltan, definitivamente”, expresa Reyna.

Para la miembro de “Alas de Esperanza”, el “Rancho Los Garza”, justo representa a una fotografía de antaño sobre lo que hoy es el “Rancho Izaguirre”, recientemente encontrado como una fosa clandestina en la comunidad de Teuchitlán, Jalisco.

En ese aspecto, Reyna dice que el Estado mexicano no ha cumplido lo que prometió en la recomendación 10VG/2018 emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos donde autoridades locales, pero también nacionales aprobaron el punto donde se comprometían a implementar acciones para garantizar la no repetición de actos similares.

“Sin duda para mí la situación es muy similar. Así como en Jalisco, el Rancho Los Garza fue aquí en Allende un campo de exterminio. Esta zona toda, incluyendo a Acuña, Sabinas, Rosita, Nava, parecía zona de guerra. La angustia y el terror estaba a la orden del día y fue durante varios años”, agrega Reyna.

Sin embargo, reitera que las autoridades no incumplieron a la CNDH solo en eso, sino también en otras cosas como realizar un censo de desplazamiento forzado que debía acabar en seis meses, o bien en reconocer a la totalidad de los agraviados.

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“De nuestro colectivo se reconocen seis víctimas de las cuales únicamente dos fueron acreditadas para recibir una compensación por el caso. Incluso se han promovido amparos en contra de esta determinación, aunque finalmente las que acreditaron no han recibido nada de lo que se prometió. Solamente fue la disculpa pública”, indica.

A 14 años de Allende, y con su esposo Mario César Jaramillo desaparecido también en la Región Carbonífera en otro suceso alterno, Reyna reitera un llamado a la población de desestigmatizar a las personas desaparecidas, pues estas han sido relacionadas con actividades criminales, pero los últimos sucesos del País han terminado por demostrar lo contrario.

“Muchas veces se dice que están desaparecidas porque andaban mal y no es así. A las familias nos duele cuando se dicen esas cosas”, dijo.