Muerte en Papatlazolco
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El pasado 10 de junio quemaron vivo al joven abogado Daniel Picazo González. Eso ocurrió en Papatlazolco, Huauchinango, estado de Puebla. Papatlazolco es una población de origen nahua de dos mil habitantes, en este lugar, en una cancha de usos múltiples, se sacrificó colectivamente a Picazo González porque transitaba en un automóvil sospechoso y se pensó que era un robachicos.
La multitud incendió el automóvil y prendió fuego a su conductor después de golpearlo. Hay videos tomados por los mismos victimarios en los que se escuchan los gritos de dolor del sacrificado. A mi juicio todos los que estuvieron presentes son culpables; los que realizaron las acciones y los que fueron omisos a ellas. Ni siquiera los policías frenaron el terrible acto.
El linchamiento de ese día, en esa pequeña comunidad, es el reflejo absoluto de que la violencia colectiva existe en México. De hecho, es el décimo acto de linchamiento en la región de Huauchinango, pero es el primero de ellos en el que muere una persona.
Voy con frecuencia al municipio de Huauchinango, tiene el distintivo de Pueblo Mágico. Se ubica en la Sierra Norte de Puebla y cuenta con una gran zona de bosque que genera el agua para abastecer una presa y apoyar a Xicotepec, municipio vecino y a otros pueblos cercanos con el recurso hídrico. Los nahuas y totonacos de la región cuentan con una espléndida cultura ancestral que pervive en expresiones de danza religiosa, cantos, tejidos, música y artesanías, pero algo está sucediendo que siguen rezagados en materia de salud y de seguridad. No es un tema actual, es una problemática de muchos años.
Se identificó cinco días después a los principales causantes de la muerte de Daniel Picazo González, de 31 años, quien laboraba como asesor del Partido Acción Nacional en la Cámara de Diputados. No tenía el menor aspecto de delincuente, pero sus agresores sí lo parecían por sus tatuajes y aspecto de “cholos”.
Nunca será correcto denostar a las personas por su aspecto, pero en esta ocasión se puede hacer constar por la ropa de los asesinos, la influencia sobre ellos de las culturas suburbanas de la Unión Americana, nación que acaba de declarar una alerta para que los turistas estadounidenses no visiten 24 de los 32 estados mexicanos, incluyendo por primera vez a Chiapas, quizá por los actos de violencia recientes en el Pueblo Mágico de San Cristóbal de las Casas. Esta ofensiva de nuestro vecino país del norte es un verdadero golpe para el turismo en México. No tengo duda que parte de esta decisión haya sido una respuesta a la inasistencia del presidente López Obrador a la reciente Cumbre de las Américas, pero siendo razonables, obedece a la inseguridad en que vivimos los mexicanos.
Aunque hay verdaderas iniciativas interregionales para tener rutas turísticas de destinos como la que se presentó esta semana para los estados de Tlaxcala, Puebla, Morelos e Hidalgo, éstas no sirven de mucho ante actos como el de las incesantes muestras de inseguridad que aparecen como el de Papatlazolco.
El turismo que a mi parecer representa una verdadera oportunidad para la redistribución del ingreso en la base de la pirámide social de los mexicanos está teniendo serios obstáculos para su desarrollo pleno y todo porque no se cuenta con un estado de derecho.
¿Cuántas muertes anónimas y no anónimas seguirán habiendo para entender que de no parar esta secuencia de homicidios seremos más pobres como sociedad? Hay siete personas detenidas por el crimen de Daniel Picazo González, espero que no quede impune.
Estoy proponiendo que se haga un monumento inspirado en la paz en el lugar donde fue sacrificado el joven abogado, quien además tenía raíces familiares en Huauchinango.