Opciones de retiro para los Centennials y Millennials
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Las nuevas generaciones, especialmente los centennials y millennials en México, se enfrentan a una serie de desafíos a la hora de ahorrar para su jubilación. Sin embargo, a pesar de éstos, existen opciones que les permiten comenzar a prepararse para su futuro financiero y evitar una situación complicada cuando lleguen a la edad del retiro. Aquí examinaré brevemente algunas de estas opciones y cómo pueden ayudar a las nuevas generaciones a prepararse para una jubilación digna, que no es más que tener un ingreso suficiente para pagar por sus servicios de salud, alimentación y desde luego vivienda. Lo demás podría ya ser lujo en un país como el nuestro.
Una de las opciones más comunes para ahorrar para el retiro es el sistema de ahorro colectivo para el retiro (SAR), también conocido como “las Afores”. Estas son administradas por compañías privadas y están reguladas por el gobierno. Los trabajadores mexicanos están obligados a contribuir a una Afore cada mes y, a su vez, sus empleadores están obligados a hacer lo mismo. Las contribuciones se invierten en una cartera de valores y, a medida que el trabajador se acerca a la edad de jubilación, su cuenta de Afore comienza a convertirse en una pensión. Este dinero se entregará a la persona cuando termine su vida laboral. Sin embargo, la experiencia actual no es buena. Información del Banco de México de noviembre pasado dice que la primera generación de las Afores se jubiló con una pensión mínima garantizada de 3 mil 289.32 pesos. Terrible si se toma en cuenta el costo de la canasta básica y de la inflación actual.
Además de las Afores, otra opción para ahorrar para el retiro son los fondos de pensiones administrados por compañías de seguros. Estos fondos funcionan de manera similar a las Afores, pero están administrados por compañías de seguros, lo que supone un mejor rendimiento, pues se hace énfasis en reducir los riesgos de pérdida de capital. Esto tendría que hacerse aparte de sus contribuciones a su fondo de pensión, lo que es muy recomendable, pues como ya lo dije, las Afores no dan buenos rendimientos.
Además de las Afores y los fondos de pensiones, los trabajadores mexicanos también tienen la opción de ahorrar para su jubilación mediante cuentas de ahorro individuales, esto es, poner su dinero en su propia cuenta de ahorros. Éstas les permiten a los trabajadores controlar su propio dinero y decidir cómo invertirlo. Sin embargo, es importante considerar que las cuentas de ahorro individuales no ofrecen la misma seguridad y protección que ofrecen las Afores y los fondos de pensiones. Tampoco son muy eficientes para una cultura como la mexicana porque al estar el dinero siempre disponible, la tentación es muy alta para gastar. Además, las tasas de interés en cuentas de ahorro son las más bajas disponibles de todo el sistema bancario. Es una alternativa pero nada atractiva, es simple y fácil de manejar pero en realidad no tiene posibilidades de ser útil para el ahorro de largo plazo.
Otra opción para ahorrar para el retiro es invertir en acciones o bonos. Este tipo de inversiones pueden proporcionar una rentabilidad significativamente mayor que la de las Afores o los fondos de pensiones, pero también conllevan un mayor riesgo. Sin embargo, se ha comprobado que a diez años, cuando menos, siempre las inversiones en bolsa son positivas y tienen rendimientos por arriba de la inflación, de hecho, una parte de las Afores se invierte en acciones, pero una parte muy grande de la ganancia se la quedan las administradoras de los fondos.
Para los jóvenes actuales, de entre 25 y 35 años, lo mejor es invertir con asesoría especializada como ya se hace en otros países. Por ejemplo, en Dinamarca y Suecia, los jóvenes se están juntando en clubes de inversión de largo plazo, donde invierten no solo en instrumentos tradicionales como acciones o bonos de deuda, sino también ya compran NFT (respaldados por tecnología BlockChain y que aseguran que no hay dos activos de este tipo iguales), criptomonedas y otros instrumentos financieros modernos, que combinados con los tradicionales tienden a dar un rendimiento arriba del promedio y por arriba de la inflación (Europea desde luego). El esquema es simple, un o una coach financiero establece las necesidades de inversión del grupo, dependiendo de la edad promedio, los ingresos, los objetivos de la inversión y de la rentabilidad deseada y posible. El o la coach se encarga de formar el portafolio de inversión y elegir la institución receptora de la inversión. Este detalle es muy importante y más en México, en donde los bancos o las instituciones financieras pueden quebrar más comúnmente que en Europa. Para los jóvenes es importante, porque a mayor plazo de la inversión, mayor solidez de la institución receptora del dinero se requiere. Lo interesante es que el coach también enseña a los miembros del grupo a invertir, y todo lo que hace es explicado porque a la vuelta de un par de años son los propios miembros del club los que se encargan de supervisar y evaluar la inversión, en una jefatura rotativa, donde cada uno de ellos aprende de inversiones y cuando sean mayores y se retiren, serán los encargados de pasar este conocimiento a sus hijos.
El esquema anterior para México podría funcionar muy bien. Los clubes generan cohesión de grupo y solidaridad, pues los compromisos de un miembro, son los compromisos de todo el grupo y cuando un miembro sufre una desventaja, el resto del grupo lo cubre. Esto es característico de las nuevas generaciones y es una de las ventajas de los videojuegos modernos. La formación de equipos no solo es para jugar, sino que en algunos casos llega a generar amistades muy sólidas. Ya algunas universidades privadas han empezado con estos esquemas en diversas formas, enseñando a los jóvenes que el principio del bienestar personal pasa por saber cuidar el dinero e invertirlo sabiamente, porque si no lo hacen, no habrá posibilidad de retiro laboral y su vejez será, por decir lo menos, muy complicada.