Parquímetros, manzanas y corazones de Saltillo

Opinión
/ 2 octubre 2022
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La instalación de los nuevos parquímetros en dos calles principales del corazón saltillense como primera etapa del proyecto municipal, generó opiniones encontradas entre los habitantes del mismo y entre los que conforman un sector de la población que no habita el centro, pero diariamente desempeña su trabajo en la zona y, al parecer, no fue contemplada como población flotante en el proyecto de movilidad y estacionamiento que el Ayuntamiento pretende implementar.

El proyecto, inscrito en el plan de hacer de Saltillo una ciudad inteligente, contempla una gran área de la ciudad, considerada hoy “la zona centro de la ciudad” y que en la realidad corresponde a las manzanas que en los años sesenta constituyeron la totalidad de la población. Después de muchos años de haberse retirado los parquímetros de las calles y en momentos tan difíciles por la inflación económica, es natural que surja la inconformidad en los sectores que verán afectada su economía, y es absolutamente necesario que el Ayuntamiento ponga en la balanza los pros y los contras de la medida adoptada.

El asunto remite necesariamente a un viejo tema: los enormes espacios vacíos en los centros o corazones de las manzanas, una peculiaridad propia de la mancha urbana del viejo Saltillo. Una posibilidad repasada una y otra vez y nunca aterrizada, y que consiste en aprovechar como estacionamientos los corazones baldíos de múltiples manzanas del centro. Asimismo, la necesidad de la regulación, por parte de la autoridad municipal, del funcionamiento de los pocos estacionamientos que existen en la zona para uniformar sus cuotas, horarios, contribuciones y demás.

Vayamos a la historia de los corazones de manzana. Durante la Colonia, la Corona española dictó normas para la construcción y delineado de las nuevas villas que debían seguir un padrón cuadriculado a partir de la plaza principal y con solares suficientemente grandes para que sus propietarios construyeran vivienda y huerta. Esto se hizo en Saltillo en la medida en que los arroyos lo permitieron. Las manzanas se formaron con la construcción consecutiva de las casas con el fin de poder defender mejor la vida y las posesiones ante los ataques de los indios de la región.

Esa es la razón de que las casas se construyeran en solares con mucho terreno de fondo y sin espacios libres al frente y a los lados, de manera que formaban entre toda la manzana una especie de fuerte de defensa. Las viviendas se agrupaban formando más o menos un cuadrado delimitado por las calles, y compartían un ancho muro llamado “pared medianera” para sostener los techos de las construcciones en vecindad. Algunas viviendas se construían en dos lotes, con salidas para una y otra calle, pero en la mayoría las habitaciones ocupaban la parte delantera y la trasera se utilizaba como patio de servicio o huerta, y contaban con corral y caballeriza. El fondo de los terrenos, divididos por bardas de adobe de poca altura, colindaba entre sí con los de la totalidad de los vecinos de la manzana.

La escasez del agua acabó con las huertas, los corrales dejaron de funcionar ante la prohibición de criar animales en las áreas urbanas, y el relevo de los burros, mulas y caballos como animales de carga y tiro por modernos vehículos mecánicos hizo innecesarias las caballerizas. Aquellos terrenos desocupados quedaron atrapados en el centro de las manzanas urbanas, formando a su vez su propio corazón con los terrenos traseros vecinos que convergen en el centro porque las viejas casas aún están en pie o porque se levantaron construcciones nuevas sólo al frente.

Esos terrenos atrapados siguen siendo una posibilidad para el estacionamiento de vehículos, aun cuando sabemos la problemática que presentan muchas de las viejas construcciones del centro histórico de la ciudad. Por otro lado, el costo de los parquímetros o de cualquier estacionamiento no desalentará el uso de los automóviles como primera opción de movilidad mientras las propias autoridades municipales no se ocupen de mejorar el sistema de transporte público, uno de los temas que desalienta la vida en Saltillo.

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