¿Crecimiento sostenido?
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El 6 de julio, durante la conferencia matutina del Ejecutivo federal, en la sección “El pulso de la salud”, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, confirmó la tercera ola de contagios de COVID-19. Una ola con mayor frecuencia de contagios en el rango poblacional de los 18 a los 29 años y un desequilibrio en las tendencias que se habían presentado en los últimos meses; tuvo un crecimiento de 22% con respecto a su semana anterior (domingo 27 de junio), esta vez, con un comportamiento de la pandemia expansivo, similar a lo registrado en diciembre del 2020 y febrero del actual año. No obstante, la nueva oleada de incremento de coronavirus no marcará una tendencia de niveles críticos como al inicio de la pandemia en 2020, cuando el virus era nuevo para la especie humana. Además, el gobierno federal ha puesto en marcha el plan para obtener vacunas y así poder combatir al virus, -siendo uno de los primeros 10 países en el mundo en conseguirlas-. Al mismo tiempo, es eficiente en la aplicación de éstas en los sectores generacionales más vulnerables en tasa de mortalidad.
Este nuevo repunte de contagios puede ocasionar incertidumbre en las expectativas productivas e impactar negativamente a la reactivación de la economía global, presentando fluctuaciones con altibajos. Sin embargo, no a niveles fatales como en el 2020, donde se disminuyó la actividad económica mundial en un 90%, puesto que el actual escenario económico mundial depende categóricamente de la conducta de la pandemia, que rebasa los límites y barreas de las leyes económicas. No obstante, los efectos del incremento en los contagios que ocasionan nuevas “olas” de la pandemia -por ejemplo, la cuarta o la quinta ola en algunos países de Europa-, son distintos en cada país y región del mundo por factores endógenos de los mismos, de manera que las proyecciones de crecimiento económico son favorables a nivel mundial. Es por eso que, a un poco más de la mitad del año, las proyecciones de crecimiento económico para 2021 son alentadoras: el Fondo Monetario Internacional -FMI-, pronostica un crecimiento del Producto Interno Bruto -PIB- mundial de 6.0%; para Estados Unidos, de 6.4%, para China de 8.4%, y para India de 12.5%.
Las predicciones de crecimiento de las diferentes instituciones públicas nacionales y multinacionales para México son bastante positivas a pesar del repunte de contagios por la tercera ola; la Secretaría de Hacienda proyecta un crecimiento anual de 6.5%, el Banco de México de 6.0%, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE- de 5.0% y el FMI 6.3%.
La economía mexicana dispone de crecimiento sostenible de enero a la fecha, mostrando síntomas positivos de recuperación económica para retomar su ritmo de crecimiento previo a la pandemia; en el primer trimestre de 2021 el PIB real alcanzó un incremento de 0.8% respecto al trimestre inmediato anterior y -2.3% con relación al mismo periodo, pero en 2020. La Inversión Extranjera Directa -IED- fue de 11 mil 864 millones de dólares, con un incremento anual de 14.85% con relación al trimestre inmediato anterior, de los cuales 59.2% es de reinversión, 18.6% nuevas inversiones y 22.2% transacciones entre empresas, su mejor desempeño desde 1999. El 42.5% de la IED proviene de Estados Unidos, ocupándose como su primer socio comercial en el mundo, y estos son efectos positivos del nuevo compromiso trilateral de libre comercio de las economías del norte de América, como es el tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La balanza comercial mexicana -importaciones/exportaciones-, en el mes de mayo, dispuso un incremento de 125% de su tasa anual, con superávit (más exportaciones que importaciones) de 340 millones de dólares, aunque 3 mil 462 millones de dólares menos respecto al mismo mes, pero del año anterior. En los meses de enero a mayo del actual año, se crearon 335.7 mil empleos formales, con incremento anual de 526.3 mil empleos. Sin embargo, la tasa de desempleo se ubica por encima del 4% y la informalidad laboral representa el 56.8% de los empleos totales en México.
El Indicador Globa de Actividad Económica -IGAE-, que es un índice mensual del crecimiento económico homólogo al PIB pero mensual, indicó para el mes de mayo que tuvo un repunte de incremento la economía mexicana de 0.6%, con relación a abril del año en curso, y un aumento del 25.3% con respecto a mayo del 2020, periodo en que se desplomó al nivel más crítico la economía inducida por el parón económico del Estado mexicano.
La recuperación económica en México presenta comportamiento tendencial en forma de “V” y no de “L”, como afirmaban algunos analistas y consultores económicos privados diciendo que la estadística marcaría un estancamiento de la economía a partir del punto más bajo del desempeño de la economía -junio 2020- hacia los periodos subsecuentes. Pero no sucedió así: la economía muestra síntomas de alivio con un crecimiento en “V” lento y sostenible con aumentos marginales en cada periodo y se puede interpretar como una etapa de estabilidad económica.
No obstante, el crecimiento marginal de la actividad económica de estos periodos mantendrá una tendencia a la alza que pronto romperá la barrera de los incrementos marginales y de la estabilidad económica para navegar en una nueva etapa de crecimiento sostenido por las políticas económicas “post neoliberales” de la actual administración federal que implica moralizar la economía. Esto es, transitar a la búsqueda de una economía moral, manteniendo las bases de acumulación de capital del sistema económico capitalista, en la cual, los agentes económicos se encuentren en armonía con amplia sensibilidad fiscal para poder encontrar acuerdos que los lleven a cumplir con sus obligaciones fiscales -impuestos- sin modificar leyes jurídicas o lógicas de acumulación, y para los que no logren esta armonía, habrá fuertes sanciones legales por los incumplimientos en que incurran. Lo anterior sirve para que el Gobierno Federal tenga mayor margen de recaudación y pueda realizar obras publicas que beneficien a la sociedad. Afortunadamente, la nueva forma moral de ver la economía ha tenido los resultados esperados y en varios países se empieza a transitar hacia este modelo que se ha colocado en el centro de análisis y reflexión en cumbres económicas internacionales. En el G20 se aprobó, recientemente, de mano de los ministros de finanzas de los países miembros en Venecia, aplicar un impuesto global a las multinacionales con el objetivo de poner fin a los paraísos fiscales, impuesto que deber entrar en vigor en el año 2023 y que va sobre el 15% de las ganancias de los gigantes de la industria. Esta nueva arquitectura fiscal es un elemento sustantivo para una transición de la economía mundial a la búsqueda de la economía moral, una practica que México lleva realizando desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador en el año 2018. ¿Cuáles serán los resultados de la moralización de la economía mundial? ¿El pueblo mexicano será beneficiado? Solo la historia y el avance del tiempo darán respuesta.