Encarcelada y liberada por razones políticas
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El lunes 25 de febrero de 2013 se tenía programada una reunión entre los principales líderes del magisterio sindical y la profesora Elba Esther Gordillo Morales. El tema único del orden del día era diseñar la estrategia de rebeldía frente a la inminente reforma educativa impulsada por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Con el propósito de derrumbar la oposición a la reforma, la Procuraduría General de la República, a cargo de Jesús Murillo Karam y Alfredo Castillo Cervantes, armaron una serie de pesadas acusaciones penales en contra de la señora: asociación delictuosa, lavado de dinero y defraudación fiscal.
El problema fue que centraron toda su atención en los delitos más difíciles de probar. La profesora Elba Esther Gordillo podría haber sido llevada ante un juez por robar dinero a los agremiados del SNTE o quizá, en efecto, por no pagar impuestos por los 2 mil millones que ese sindicato depositó en sus cuentas personales. El problema es que con tales acusaciones no habría sido posible mantenerla encerrada y de lo que se trataba era de inhabilitarla políticamente para operar su defensa.
Esta fue la razón por la que se le acusó de crimen organizado; un cargo que, de tan exagerado, fue imposible sostener en el tiempo.
Hace cinco años, a Elba Esther Gordillo Morales se le redujo por motivos políticos, y la justicia sólo fue un coadyuvante menor de la intentona. Ahora que el contexto y el balance de las fuerzas del poder han cambiado, ya no es necesario mantenerle las manos atadas. La principal enemiga de la reforma educativa está libre porque esa reforma está a punto de ser derogada. Por razones políticas se le encarceló y por razones políticas se le está liberando. ¿Y la justicia? Bien gracias. Dice el abogado de Elba Esther que fue lícito que el SNTE le entregara 2 mil millones de pesos para financiar sus gastos suntuarios. Y tiene razón, porque jamás nadie la acusó de haberse robado ese dinero que era de los maestros y que provenía de las arcas del contribuyente. La acusación principal jamás tuvo lugar en esta obra de teatro.