Ideología y poder

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La ideología es un conjunto de creencias que cumplen una función social, ya sea para la cohesión de los miembros de un grupo o para el dominio de un grupo o una clase sobre otros.
Luis Villoro
Tener ideales, metas, principios y valores, es lo que nos hace ser quienes somos. De hecho, las cualidades que tenemos y por las que nos reconocen los demás brotan justamente de dichos bienes internos que las personas poseemos. Los bienes internos están relacionados con nuestra moral, religión, concepción ética o ideología. En los individuos se manifiestan en sus convicciones; en las familias, en su estilo de vida, en las empresas; en su cultura organizacional, en los partidos políticos; en el rumbo, el discurso y la toma de decisión y en un país, en los principios que le dan identidad.
No poseer bienes internos, es en mucho, no saber hacia dónde vamos, que criterios estarán debajo de nuestras acciones y que tipo de pensamiento vamos a proponer. Por otra parte, cuando nuestra vida esta normada en exclusiva por los bienes externos (fama, prestigio, riqueza y poder) que son igual de lícitos que los internos, las consecuencias no serán del todo convenientes para los individuos, empresas, partidos políticos, instituciones o nación. Para poder tener equilibrio, las personas y las instituciones requerimos tener presentes ambas clases de bienes.
En términos políticos, hablar de ideología en este momento, es hablar de un asunto que ha quedado en el pasado, no lo digo yo, lo dice la jornada electoral del pasado domingo 5 de junio. La pregunta es ¿Cuál es la ideología del PAN, PRI, PRD, Encuentro social, Alianza, Verde Ecologista o MORENA? Las alianzas de los partidos, evidencian la afirmación ¿Pueden un partido de derecha y otro de izquierda ser aliados? Para fines de políticas públicas y de interés general por supuesto, ideológicamente no. Creo que la pregunta ésta mal planteada porque si pudieron y hasta ganaron, la pregunta tendría que ser ¿Qué políticas públicas pueden esperar los ciudadanos que votaron por coaliciones o alianzas que ideológicamente no son compatibles?
Veamos, los partidos de derecha, tienen una liga íntima con el iusnaturalismo, es decir, lo que rige la toma de decisión de los partidos con estas características es el apego a la ley natural, para fines prácticos, nada puede alterar el orden natural de las cosas. En el caso de la izquierda, el trasfondo ideológico se basa en el iuspositivismo; es decir, su base de pensamiento descansa en la ley positiva, esto es, en los consensos a los que ha llegado la sociedad en temas de costumbres de tal forma que lo que no es aceptado por la ley comience a tener carta de legitimidad social porque es un asunto de interés público.
Para quedar claros, los partidos de derecha nunca estarán a favor de la pena de muerte, de la legalización del aborto, de los matrimonios entre personas del mismo sexo, de la eutanasia. Los partidos de izquierda sí. Aclaremos, en una sociedad es tan válido el iuspositivismo como el iusnaturalismo. El ejemplo no tiene nada que ver con simpatías, sino para quedar claros, en la importancia de principios doctrinales, en ese sentido ¿es importante o no la adhesión ideológica?
Pareciera más bien que los criterios del libre mercado han llegado para quedarse dentro del tema de la democracia, aunque hay quienes afirman que la democracia tiene una liga íntima con el libre mercado. Digo esto, porque hoy los candidatos y los partidos han dejado a un lado sus principios partidistas y han comenzado a ver en los electores, potenciales consumidores. Para decirlo de otra forma, el deseo de la búsqueda del poder por el poder mismo, aunado a un desencanto por el estado que guarda la democracia mexicana y las formas actuales de concebir el servicio público; ha hecho que las alianzas busquen políticos que respondan a los sondeos de opinión y no al trabajo y a la ideología partidista. Hoy, lo menos que promueven los candidatos es un discurso basado en su filiación doctrinal. Ejemplo, un priista que se vuelve aliado del PRD para contender por el PAN, es el caso Durango.
Hay quienes afirman que el fin de las ideologías se dio cuando cayó el muro de Berlín. Pareciera un lugar común, porque hoy en términos políticos lo que importa son los sondeos de opinión, la cultura de la imagen, los spots, los slogans, la banalidad en general. Si las cosas son así, ¿el pensamiento y las plataformas doctrinales han pasado a segundo término? y entonces ¿cómo perciben los problemas sociales los partidos políticos?
Acotemos, quien se volvió miembro de los partidos mayoritarios en México, en un primer momento; no los atrajo el color del logo de los partidos, sino la forma de pensar de quienes eran parte de los mismos, dado que ellos actuaban teniendo como referencia su marco doctrinal. Hay muchos ejemplos que podríamos traer a esta reflexión para que veamos como efectivamente la ideología influye en las tomas de decisión de los gobernantes.
Cuando Marcelo Ebrard era jefe de Gobierno en la ciudad de México respaldó completamente la ley de despenalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, por su parte el PAN solicito un veto a ley ¿Por qué? Por principios doctrinales. Hay muchos ejemplos que perfectamente ilustran lo anterior, aquí lo importante sería tener en claro saber qué es lo que defienden los partidos. ¿Da lo mismo ser de uno que de otro? ¿Qué importan por tanto los colores? Si es así ¿Qué sentido tiene que existan los partidos? El PRI no tiene mucho problema, históricamente se ha mimetizado.
¿Qué diría Plutarco Elías Calles, Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Heberto Castillo, Carlos Castillo Peraza, Arnoldo Martínez Verdugo y otros de lo que hoy es la base del presupuesto partidista a saber, slogans, publicidad, imágenes, rostros? Lo último que vivimos fue el triunfo de Jaime Rodríguez Calderón el famoso “Bronco” ¿Ganaron las propuestas de Rodríguez Calderón? ¿Cuál fue el pensamiento de fondo que mostró? No lo supimos. Si vimos su persona, similar a la de Vicente Fox en el 2000; en caballo, vestido a la usanza norteña, desafiante, lenguaje coloquial, recuerdan aquello de “la raza paga, la raza manda”. No hay discurso, ni argumentos; hay slogan, hay imagen.
Las consecuencias las veremos al tiempo. Cuando no hay ideología, se presentan ideas vagas, gobiernos sin programas inmediatizando políticas públicas. Para decirlo en terminología educativa “el curriculum oculto” (lo ideológico, religioso y las ideas que nos son propias y que nos hacen ser quienes somos) aflorará en algún momento tarde que temprano, desacreditando a las instituciones. Siguiendo la misma idea ¿cuál es el proyecto político de quien no tiene una plataforma ideológica? El elemento ideológico siempre estará presente en la toma de decisión, por tanto ¿cuáles son sus valores, principios, ideales? Porque estos se reflejaran cada que el gobernante tome una decisión.
La ideología partidista aglutina, engancha a la sociedad, genera compromisos, hace que los partidos tomen diferentes posturas, se sabe a dónde se va, aclara lo complejo de la política, proporcionan una orientación a los votantes. La gente de izquierda, históricamente ha representado los cambios sociales y políticos. Los de derecha fueron proclives a favorecer el status quo establecido. La política no es un asunto de marketing, spots, imagen o de slogans porque al tiempo se ven las consecuencias, producto de la inconsistencia de la imagen que al tiempo se desgasta. La cultura de la imagen es importante, pero de ningún modo puede suplantar la reflexión, la argumentación y la referencia a los valores de una organización política, como lo son los partidos.