Imaginar los derechos

Politicón
/ 31 diciembre 2017

La desaparición de personas es tal vez el problema de violación de derechos humanos más grave que en los últimos años acontece en Coahuila en particular y en México en general. La gravedad y magnitud de dicha problemática y las circunstancias en que estos delitos suceden han llegado a nosotros a través de las víctimas indirectas: los familiares de los desaparecidos y sus relatos.

El pasado mes de noviembre, la Academia Interamericana de Derechos Humanos, buscando definir la agenda a seguir en los próximos años para su atención, convocó a familiares de personas desaparecidas a contar de primera mano sus historias. Son ellos quienes mejor conocen, identifican y, sobre todo, sufren los problemas existentes en su búsqueda de justicia.

Entre los obstáculos que evidencian las narrativas de las víctimas, destaca un aspecto poco considerado por quienes estudian y atienden dicha problemática: en virtud del contexto de las desapariciones, dentro del combate al crimen organizado, las víctimas no reciben de quienes atienden sus demandas las respuestas empáticas esperadas. Esto provoca que sus demandas sean respondidas por preocupantes discursos que anulan, menosprecian o invisibilizan sus reclamos.

Para abordar esta cuestión, y con el objetivo final de mejorar las instituciones de procuración y administración de justicia, en los últimos años la academia jurídica ha comenzado a explorar, comprender y explicar los aspectos afectivos que obstaculizan la plena vigencia de los derechos de las personas y en especial de las víctimas.

Por una parte, la suposición común relativa a las tareas de la profesión legal está revestida por una noción de abstracción. Se cree que el trabajo de los abogados está separado de las particularidades emocionales de los involucradas en los problemas legales que atienden. Esto supone, entre otros efectos, ignorar los sentimientos y las emociones de las personas involucrados en dichas circunstancias.

Por otro lado, para las tendencias contemporáneas de la academia jurídica, enfocarse en las perspectivas personales de las personas es útil porque se obtienen instrumentos con los que el derecho logra mejor sus fines. Dichas perspectivas, combinadas con instrumentos como la imaginación, proporcionan herramientas que abordan los problemas relativos a los derechos desde un panorama más integral.
En concreto, la imaginación, como instrumento dirigido a la fabricación de imágenes mentales de lo que podría ser para otra persona experimentar cierta situación, ejercida en perspectiva permite la construcción activa de las necesidades, intereses y valores de otras personas tal como son manifestadas en las experiencias concretas y particulares de sus relaciones con el mundo y otras personas.

Por su parte, la imaginación en perspectiva múltiple hace posible la elaboración de una variedad de perspectivas personales, así como cambiar entre las mismas, con la finalidad de lograr un mejor conocimiento sobre cierta situación. Este ejercicio ofrece nociones útiles para las tareas de los abogados: ayuda en la aplicación de los conceptos legales, proporciona conocimientos para asuntos futuros y muestra un mayor respeto para quienes buscan justicia.

Lo anterior se logra a través de imaginar compleja y particularmente las perspectivas de los distintos involucrados en los problemas legales. De igual forma, recopilando más perspectivas, se enriquecen las narrativas judiciales al alcance de los abogados en las sentencias e instrumentos legales que contienen relatos. Y, finalmente, dichas herramientas permiten al derecho mostrarse como un instrumento anclado a la realidad y preocupado por cada persona en particular.

Las herramientas derivadas del ejercicio de la imaginación en perspectiva demuestran que el derecho se preocupa por las múltiples constelaciones de necesidades, intereses y valores concretos en juego en las cuestiones que este aspira a remediar. Explorar estos mecanismos no es un ejercicio académico estéril, sino una forma que permite abordar problemáticas actuales como lo ameritan en virtud de su complejidad y significado para las sociedades contemporáneas.

@jfreyes

El autor es investigador de la Academia IDH

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

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