Mohamed, sin más tiempo para pruebas

Politicón
/ 24 junio 2020

Rayados no ha ganado ninguno de sus tres partidos de preparación y para el aficionado común no supone ser una buena noticia. Los juegos de pretemporada no necesariamente son una referencia confiable, pero en este caso todo se potencia por el contexto.

El Monterrey viene de surcar un último semestre para el olvido y las expectativas para el torneo que arranca este fin de semana, obviamente, están vacías de entusiasmo. Si a ello se le suman escasos refuerzos y amistosos poco convincentes, la radiografía ofrece demasiados puntos negros que provoca una mueca de desencanto en la tribuna.

Sería injusto comenzar a crucificar a un equipo que todavía no ha debutado, pero a Rayados lo condena el pasado reciente. Sin cambios rotundos desde lo integral, el mismo entrenador y con apenas un par de jugadores extras al plantel actual no se sabe si la decisión de darle prioridad a la continuidad es para mejorar o, definitivamente, sufrir más.

Esa es la sensación que tiene la gente y el escepticismo que rodea a la causa. Es comprensible si se toma en cuenta la última imagen del equipo y los fracasos en continuado. 

Y más aún las dudas se profundizan con los ocho goles recibidos en los tres amistosos y la indefinición de Mohamed en aras de darle la mejor funcionalidad al equipo.

Mohamed ha utilizado los ensayos para seguir probando nombres y sistemas. No está mal que lo haga en esta instancia, pero a estas alturas sería una imprudencia que continuara experimentando en plena competencia como ha ocurrido en el semestre anterior.

De entrada, el sábado ante Pumas pondrá un equipo diferente a los que viene manejando. Con la sola inclusión del uruguayo Sánchez trastocaría el parado.

La idea del DT es jugador con dos volantes interiores, mantener el tridente Cardona, Pabón y Funes Mori adelante y, por consecuencia directa, descontinuaría la línea de 5 para exprimir un 4-3-3 con todas sus variables (4-3-1-2, 4-3-2-1). Con Gargano, dos interiores y Cardona conformarían el rombo que pretende Mohamed acomodado al perfil de Sánchez.

Lo que no está claro es el reacomodo de una defensa que no ofrece garantías en ningún dibujo. Establecer un patrón de juego con cuatro hombres atrás significaría que Mohamed no sólo debe encontrar a los elementos con los atributos naturales para cada puesto, sino compatibilizar la línea, su principal reto.

Y el técnico muy seguro no está, como tampoco lo está la defensa. Montes y Basanta será la dupla central y los laterales serían exclusividad de Juárez u Osorio por la derecha, Castillo o Ayoví por la izquierda. No hay más por dónde rascarle. Mucha veteranía y poca frescura.

En el aire queda Mier, el otrora eficiente central que, con tal de ser tenido en cuenta, levanta la mano hasta para asumir labores como lateral, tal como ha ocurrido con Stefan Medina, quien acabó incinerado por un infructuoso manoseo posicional.

Rayados ha apostado a saldar deudas con la vieja guardia, con un equipo experimentado cuyo mayor desafío es el de conseguir el equilibrio estructural, léase, contar con una mayor y mejor conexión entre sus líneas y no depender sólo de atributos individuales o casuales inspiraciones.

Y esa responsabilidad recae definitivamente sobre Mohamed que, como orfebre del actual Rayados, tiene que decidirse a afianzar un modelo y dar resultados inmediatos. Ya se acabaron los tiempos y la tolerancia para más pruebas.

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