Silvia Pinal: su trabajo con coahuilenses

Opinión
/ 2 diciembre 2024

La última semana de noviembre inició con una tríada de fallecimientos de creadores del Séptimo Arte como sucedió con los norteamericanos Earl Holliman y Jim Abrahams como con el mexicano Claudio Isaac.

Pero fue la muerte de una de las últimas divas de la Época de Oro del cine mexicano e internacional, Silvia Pinal, a los 94 años de edad el jueves 28 la que acaparó todos los reflectores, y aunque en estos espacios se informó oportunamente sobre los principales acontecimientos que marcaron su vida tanto en lo profesional como en lo personal, fuera de la mención de que la última ocasión en la que visitó la capital del estado de Coahuila fue en el verano del año 2009 faltó comentar sus importantes colaboraciones con coahuilenses sobresalientes del Séptimo Arte tanto delante como detrás de cámaras.

Y es que desde su debut en el cine en el año de 1949 bajo la dirección de Miguel Contreras Torres en la película “Bamba”, protagonizada por Carmen Montejo, Tito Junco y Víctor Parra, Silvia Pinal tuvo el privilegio de haber sido apadrinada también por el primer actor de origen saltillense Andrés Soler, el mismo que volvió a trabajar con ella en el año de 1952 en el primer papel de importancia de la actriz interpretando a su padre en el clásico “Un rincón cerca del cielo”, dirigida por el regiomontano Rogelio A. González junto a Pedro Infante y Marga López y el cual le dio a ganar el primero de cuatro premios Ariel que cosechó en la totalidad de su filmografía.

En 1950, bajo la dirección de Julián Soler, Silvia volvió a trabajar con Marga López en otro de sus melodramas más memorables, “Azahares para tu boda” (1950), la primera ocasión que fue cobijada por otro primer actor de origen saltillense como Fernando Soler con quien vino a compartir créditos nada menos que en el largometraje documental de la dramaturga y cineasta coahuilense Nancy Cárdenas “México de mis amores” (1979), donde cada uno de ellos, en compañía de otras figuras icónicas de la Época como Sara García y Adalberto Martínez “Resortes”, entre otros, daba su testimonio sobre su trabajo en el Séptimo Arte nacional.

Pero si de cineastas coahuilenses se trata, si bien Silvia Pinal trabajó solo una vez bajo las órdenes de Emilio “Indio” Fernández en el melodrama campirano “Una cita de amor” (1958), junto a Jaime Fernández, fue una película que por sí sola fue histórica ya que fue la última en la que el director estuvo apoyado por su fotógrafo de cabecera, Gabriel Figueroa, quien a partir de entonces tomó su propio rumbo colaborando con otros realizadores.

En 1971, de nueva cuenta dirigida por Julián Soler, en “Secreto de Confesión” quien interpretó a su madre en el melodrama fue la actriz coahuilense Beatriz Aguirre y, en el año 2009, Silvia Pinal participa en un capítulo de la versión mexicana de la serie argentina “Mujeres asesinas”, filmada en técnica de cine bajo la producción del saltillense Pedro Torres.

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