Tesla: ¿beneficia o perjudica a Saltillo?
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El gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha estado de fiesta estos últimos días. Emocionado, festejó la millonaria inversión que Elon Musk efectuará en su estado, a través de la empresa Tesla. “¡Ganó México!, ¡Ganó NL!, ¡GANAMOS TODOS!”, “Nuevo León y Tesla representan el futuro, representan una industria sostenible, representan la globalización, el estar conectados y la electromovilidad”, señaló. Además: “Nuevo León va a romper récords, vamos a tener la mayor inversión extranjera de la historia de México, vamos a tener mucha más conectividad con el mundo, y de aquí saldrán los carros que no contaminan y que representan el futuro”.
De acuerdo con la información disponible hasta el momento, la giga fábrica de Tesla ocupará más de mil hectáreas, sobre un terreno que antes pertenecía al Hipódromo de Santa Catarina, ubicado a un lado de la autopista Saltillo-Monterrey, dos kilómetros después del restaurante García —por muchos conocido—, y a 30 kilómetros de Kimberly Clark. Está, además, a una relativa cercanía con la frontera entre México y Texas.
Se considera que el desarrollo de la giga planta y todos sus periféricos —que serán complementarios—atraerá más de 35 mil empleos, entre directos e indirectos, con una inversión entre 5 mil y 10 mil millones de dólares.
La llegada de Tesla a Nuevo León ha encendido las alertas sobre el impacto que la nueva planta puede tener en el suministro de agua para la entidad. La pregunta a responder es: ¿Cuánta agua se consumirá para fabricar el millón de autos prometidos al año? El presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que llegó a un acuerdo con Elon Musk, de utilizar agua tratada y reciclada en todo el proceso productivo; además de trabajar en conjunto con el gobierno para resolver la crisis hídrica a mediano y largo plazo.
Claramente fue una decisión política –y no hidráulica– la que llevó al Presidente a no bloquear la llegada de Tesla al estado de Nuevo León. El tiempo dirá si estas propuestas fueron suficientes para solventar, no solo el desarrollo de esta planta, sino el desarrollo periférico que esto traerá, considerando que Nuevo León se ha convertido en uno de los centros más atractivos para la inversión extranjera, gracias al fenómeno del nearshoring (práctica de transferir una operación comercial a un país cercano, con el objetivo de reducir los costos).
Si la planta de Tesla en México mantuviera el consumo general de agua publicado por la empresa, para la fabricación de un millón de autos, se usarían entre 2 y 3 mil millones de metros cúbicos por año. Por cada auto fabricado se requerirán de 2 mil a 3 mil metros cúbicos de agua, cantidad asequible si se utiliza agua reciclada y más aún si establece la misma estrategia que tiene GM en Ramos Arizpe, en donde se trata toda el agua que se descarga de los diferentes procesos y la mayor parte se reúsa.
La pregunta que tendríamos que hacernos es: ¿Tendrá Santa Catarina la capacidad de proveer de casas habitacionales e insumos que requerirán todos los trabajadores? Lo dudo, pues con los poco más de 300 mil habitantes y la poca disponibilidad de terreno y agua no se ve eso posible. Entonces, ¿dónde se ubicarán las viviendas para el gran flujo de trabajadores? La mejor y única alternativa serán los municipios cercanos de Ramos Arizpe, Saltillo y Arteaga, de la Región Sureste de Coahuila.
Dichos municipios se verán beneficiados por la cercanía y la proveeduría que pueden ofrecer las empresas que ya están instaladas, convirtiéndose en dormitorios para los trabajadores de la mencionada planta. Si bien la empresa como tal puede tener resuelto el problema de agua para su proceso, no será el mismo caso con la demanda de agua para el desarrollo inmobiliario que se necesitará.
Todo parece indicar que la iniciativa privada de Saltillo y Ramos Arizpe está ya frotándose las manos para participar en ese desarrollo anunciado, considerando que será necesario preparar la mano de obra para el reto de desarrollar la infraestructura vial y de vivienda que se requerirá para recibir una importante cantidad de trabajadores que preferirán vivir en esta región, con un clima extraordinario y a solamente 70 km de distancia, que podrán ser cubiertos por un tren de alta velocidad que les permitirá trasladarse de un lugar a otro en aproximadamente 20 minutos. Pero ninguno de los municipios mencionados, que podrían ser los proveedores de infraestructura, cuenta con el agua que se requiere para el abastecimiento de los nuevos usuarios.
Esta situación es bastante grave para las ciudades mencionadas, porque no tendrán los beneficios de recibir el pago de impuestos que generará Tesla, pero sí tendrán el compromiso de surtirles de un insumo –como es el agua potable– para satisfacer las necesidades de infraestructura requeridas.
Una ciudad dormitorio requiere —como parte de la infraestructura habitacional— la existencia de tiendas departamentales, áreas de esparcimiento, escuelas, hospitales, clínicas y medios de transporte, entre otras cosas.
Samuel García —gobernador de NL— y en general los neoloneses, están de fiesta por la instalación de Tesla, pero ¿alguien se ha puesto a pensar en el impacto que traerá para Coahuila? La incertidumbre es todavía mayor con la llamada Ciudad Derramadero, que ha sido autorizada (erróneamente) por el Cabildo de Saltillo. La pregunta del millón es: ¿De dónde piensan sacar agua Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga, si los acuíferos están sobreexplotados y no existen fuentes cercanas para resolver el problema?
Tanto estirarán la liga, que llegará el día en que se rompa y seremos los habitantes de estas tres ciudades quienes saldremos perdiendo y no habrá marcha atrás.
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