Arrogantes y soberbios

El 26 de enero de este año todos los periódicos de Saltillo informaron que Aguas de Saltillo había recibido un reconocimiento de parte de la Fundación Gonzalo Río Arronte, por la calidad de agua que distribuyen a la población. Este reconocimiento fue por haber obtenido la calificación más alta (9 de 10 puntos) entre cuatro ciudades del país (Monterrey, NL; León Guanajuato; La Piedad, Michoacán y Saltillo, Coahuila) que participaron en un ejercicio realizado por la Fundación para determinar cuál de ellas cuenta con la mejor calidad de agua y es la mejor evaluada por la ciudadanía en este aspecto.

El alcalde de nuestra ciudad, José María Fraustro Siller, presidente honorario del Consejo de Administración de Aguas de Saltillo, reiteró que con el respaldo del gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, el sistema operador de Saltillo es ejemplo a nivel nacional, al contar con una calificación ciudadana muy favorable acerca de su operación y servicio. Mencionó también que “Desde el Gobierno Municipal nos hemos planteado como prioridad, desde la conformación de nuestro Plan de Desarrollo, hacer énfasis en una Agenda Ambiental Municipal, así como en el tema del abasto y calidad del agua en el largo plazo”.

Jordi Bosh, director general de Agsal, resaltó que “la importancia de este estudio — en el que se analizaron parámetros fisicoquímicos, bacteriológicos y de metales en el agua— consolida a Saltillo a nivel nacional en la calidad de los servicios que la empresa ofrece a la ciudadanía”.

De las cuatro ciudades evaluadas, tres obtienen el agua de pozos profundos, lo que les da cierta garantía de que la calidad de ésta sea buena. Solamente Monterrey obtiene la mayor parte del agua de presas de almacenamiento, razón por la cual llevan a cabo 230 mil análisis al año para garantizar que el agua que suministran a los hogares es potable.

Llama la atención que solamente se hayan evaluado cuatro ciudades de un total de 2 mil 356 sistemas operadores del país, lo que equivale al 0.169% del total de los sistemas operadores. Lo que hizo la Fundación Río Arronte no tiene ningún valor estadístico.

¿Qué fue lo que motivó a la mencionada Fundación otorgarle un reconocimiento a Aguas de Saltillo por su calidad de agua, cuando en nuestra ciudad el agua que se extrae de pozos profundos es potable, sin necesidad de realizar ningún esfuerzo humano, operativo técnico, aparte de la cloración, para evitar la contaminación bacteriana?

¿Por qué le dieron tanta difusión a la entrega de este reconocimiento? Hasta el exgobernador Enrique Martinez —quien apoyó la creación de la empresa paramunicipal y un importante número de funcionarios del gobierno estatal, estuvieron presentes, como también el Presidente del Patronato, el Director General y el Director del Área de Agua de la Fundación Río Arronte, el Presidente de la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México y el Coordinador en México del Banco Mundial. Puro peso pesado, para reconocer lo que la naturaleza le otorga a los pozos de agua que surten a los habitantes de la ciudad.

¿Porque se resalta el apoyo del gobernador Riquelme para el buen funcionamiento de Agsal y que este sea un ejemplo a nivel nacional?

Esta confrontación de hechos presenta a los arrogantes y soberbios que creen que pueden seguir engañando a los ciudadanos de Saltillo, cuando es por todos sabido que la empresa paramunicipal fue un arreglo entre el presidente municipal en turno Oscar Pimentel en 2001 y Aguas de Barcelona. Información muy difundida a lo largo de más de 20 años, tanto a nivel local, nacional e internacional en tres Tribunales Internacionales, los cuales, determinaron que Agsal viola Leyes, reglamentos, el Contrato de Asociación y el de asistencia Técnica.

El socio privado de Agsal recibe más de 2 millones de pesos mensuales por asistencia técnica y no reporta en que los gasta. ¿Por qué la Contaduría Mayor de Hacienda no ha hecho a la empresa paramunicipal otra auditoria administrativa y técnica, como la realizada en 2004, donde resultaron una serie de anomalías? ¿Es meritorio darle un reconocimiento al sistema operador que no respeta el derecho humano al agua y ha realizado más de 120 mil cortes del servicio al año? También es importante tener en cuenta que Agsal no reporta a la Comisión Nacional del Agua toda el agua que extrae, porque no todos sus pozos están considerados en el Título de Asignación del Municipio de Saltillo.

Cuando la batalla por descubrir las anomalías se lleva a cabo en el territorio de la denuncia constante, no tiene nada de extraño que aparezcan —además de las típicas descalificaciones— eventos como el realizado en días pasados, para legitimar las anomalías del sistema, adoptando formas muy diversas de desinformación, negacionismo o teorías conspiratorias.

Nada parece mejor para combatir nuestro particular desconcierto, que entender los intereses ocultos que aprovechan la ignorancia de la gente o la incompetencia de las autoridades. Detrás de todo ello está la suposición de que hay un camino directo que va de la evidencia a la denuncia correcta. En la resistencia frente a una colonización de la sociedad por parte del socio privado, los datos, números y conocimiento experto juegan un papel dominante a la hora de decidir cuál es la política correcta. ¿Quién dice la verdad y quién miente?

En muchos sectores de la sociedad se ha asentado la idea de que la empresa que administra el sistema operador de agua de Saltillo se ha ido convirtiendo en una institución que decide sin legitimidad sobre lo técnicamente factible, lo económicamente provechoso y lo políticamente conveniente. Quienes defienden a Agsal plantean los riesgos que presenta la disolución de esta, pese a que lo hagan de un modo completamente irracional. Se trata de la reacción de una instancia supuestamente autorizada que pretende dictar qué es real, racional y políticamente correcta, cuando las pruebas muestran lo contrario. Será este evento una estrategia para ir planchando el piso y lograr la renovación del contrato que está por concluir?