Tiaxcas

Opinión
/ 29 agosto 2021

El reconocimiento de los ‘Tiachcas de Nuevo León’ es una práctica que debe seguirse desarrollando anualmente en el marco del sexenio gubernamental que está por iniciar

Fuimos amigos don Desiderio Hernández Xochitiotzin y yo. Al morir ese gran referente del muralismo mexicano e historiador especialista en la tlaxcaltequidad escribí el artículo “El último tiaxca” haciendo alusión de su sabiduría y figura como patriarca de una familia de muchos hijos e hijas, así como de su liderazgo ante las personas del medio cultural de Tlaxcala. Nadie como él para plasmar de manera multicolor la historia de Tlaxcallan, de sus cuatro señoríos; del encuentro de los señores tlaxcaltecas con Hernán Cortés ante la presencia mediadora de Marina, Malintzin o Malinche, como se le nombró a la mujer de origen chontal que figuró notablemente hace 500 años como interfase entre las naciones indígenas mesoamericanas y los europeos.

Pero los tiaxcas siguen sembrados en todas las poblaciones de ascendencia tlaxcalteca que fueron colonizando a partir de 1591 y hasta principios del siglo 19 los hijos de la tierra de las tortillas de maíz. El mismo maestro Xochitiotzin mostró en sus murales la epopeya que vivieron 400 familias de tlaxcaltecas luego de las Capitulaciones firmadas por ellos y la Corona Española.

He conocido otros tiaxcas tlaxcaltecas, como el recientemente fallecido por COVID-19 don Cesáreo Teroba Lara, cronista de la ciudad de Tlaxcala. En el noreste mexicano hay adultos mayores muy destacados, muchos de ellos en el anonimato.

En el mes de agosto se centran las celebraciones para las mujeres y hombres mayores de sesenta años. Ayer se festejó el “Día del abuelo” y fue una oportunidad para recordar a los tiaxcas de la familia, aunque no basta ganar años para ser un tiaxca; más bien importa la calidad moral, congruencia y generosidad como condiciones para tener esta distinción.

En Nuevo León existe una práctica desde el año 2017 por parte del Sistema DIF, y es la de reconocer a los mejores perfiles de adultos mayores del área metropolitana y del área rural. Que emotivo es conocer el proyecto de vida de mujeres como la escritora Minerva Margarita Villarreal y la muzquense doña Francisca Herminia De Hoyos de Santos, notable filántropa (ambas damas ya fallecidas); o de hombres como el célebre marchista Daniel Bautista o del filántropo Federico Sada González; de las teatristas Emma Mirthala y Delia Garda; de los connotados mentores Graciela Pedraza y el venerable profesor Ismael Vidales. De un comunicador como Ángel Robles, de cronistas como Elda Feliz González González y Armando Leal Ríos o de literatos como Miguel Covarrubias.

El reconocimiento de los “Tiachcas de Nuevo León” es una práctica que debe seguirse desarrollando anualmente en el marco del sexenio gubernamental que está por iniciar. Las acciones públicas que van de la mano de los ciudadanos deben permanecer y replicarse.

Adalina Dávalos es una mujer joven que presidió el Sistema DIF estatal por seis años, y ahora Mariana Rodríguez -muy joven- seguramente tendrá entre sus propósitos los del cuidado de las poblaciones vulnerables, entre ellas la de los adultos mayores.

Hago votos para que las nuevas generaciones de personas jóvenes al frente de posiciones de carácter político den un ejemplo de optimismo y solidaridad. La experiencia la adquirirán luego de la justa curva de aprendizaje a la que todos los seres humanos tenemos derecho: aunque tienen ya el coraje y la voluntad de servir.

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