¿Votar o no votar en la elección judicial? Esa es la cuestión

COMPARTIR
Así como la primera frase del monólogo de Hamlet es consecuencia del conflicto interior que atraviesa el personaje ante la fatalidad de los hechos y las dudas que le asaltan, el cuestionamiento que encabeza este espacio pudiera ser resultado del problema que enfrentan los ciudadanos ante la jornada electoral que se avecina, sobre la cual pesan un montón de interrogantes relativas al proceso y las candidaturas.
La mayoría de quienes deberían de votar no quieren, no saben o no les interesa; las apuestas apelan a un 12, 15 o 17 por ciento de participación ciudadana, algunos más optimistas hablan de un 20 o 30 por ciento; al respecto el Instituto Nacional Electoral informó que implementará un ejercicio para estimar el porcentaje de participación el próximo primero de junio, que se realizará con herramientas tecnológicas con las que ya se cuenta sobre una muestra de mil 644 casillas, que nos dará, eventualmente, un dato cierto de cuántas personas resolvieron la cuestión acudiendo a las urnas.
TE PUEDE INTERESAR: Redes sociales: Eres lo que publicas
Las instituciones han brindado información, puesto a disposición de la ciudadanía herramientas como “Conoce, práctica y ubica” o “Conóceles”, a fin de que puedan, al menos, tener una idea de quiénes son las aproximadamente 183 personas sobre las que habrán de elegir, a nivel federal, integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistraturas y personas juzgadoras, además de aquellas que conforman las listas o planillas de la elección local en nuestro estado.
Sin embargo, la ciudadanía sigue en oscuridad y confusión respecto a la forma y el sentido de participar en este ejercicio, incluso poniendo a prueba a quienes han tenido convicciones sobre la importancia de votar y participar activamente; ello, porque ante la avalancha de información y perfiles, representa un reto para cualquier votante, incluso aquellos que se informan permanentemente y se consideran demócratas perseverantes, sin que lo inédito del proceso represente un gran aliciente para muchas personas.
Ante la disyuntiva planteada, quienes no compartieron de inicio el sentido de la reforma judicial pueden pensar que no acudir a ejercer su sufragio dará un mensaje de rechazo contundente, será una forma de no legitimar un ejercicio que reprueban o incluso perciban que hacerlo no hará ninguna diferencia; quienes hemos sido creyentes de la participación activa, nos enfrentamos al escenario de prepararnos, informarnos, tratar de conocer todos los perfiles y poner en las boletas lo que, consideramos, puede tener algún efecto, al menos para nosotros mismos y nuestra convicción de que la participación ES la vía.
En definitiva, la decisión es absolutamente personal y respetable, al igual que en el clásico dilema “ser o no ser”, la duda y la indecisión aparecen en algún momento de la vida humana para pausarlo por un instante ante la indagación de la conciencia, cuando los valores y la realidad entran en disputa y hacen que el individuo se perciba a sí mismo como una pequeña partícula sin dirección y sin sentido, el dilema de “votar o no votar” las inquietudes y cuestionamientos aparecen en un momento de la vida democrática en que los ciudadanos se perciben arrastrados por una inercia imposible de cambiar.
Ante el dilema de seguir viviendo o poner fin a la existencia, Shakespeare nos hace reflexionar si es más valiente enfrentar los desafíos o poner fin a ellos.
En lo personal, a pesar de todos los claroscuros que puedan observarse desde los diferentes puntos de vista, pienso que la democracia requiere participación; la neutralidad no es consecuencia de la abstención, me parece que dejar de ejercer el derecho a expresar mi decisión, implica ceder a otros algo que me corresponde, quizá eso no haga una diferencia, dados los pronósticos señalados, o quizá sí, si muchas personas actúan en conjunto para libremente enfrentar el desafío y no rendirse ante la inevitable consecuencia de una renovación que, hayamos compartido o no, sucederá y tendrá implicaciones en nuestra vida diaria.