Buscan en el teatro las herramientas para enfrentarse a la vejez
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La obra escrita por Margarita Alba Gamio y dirigida por Pablo González tendrá una única función el próximo 11 de febrero en el Centro Cultural La Besana
Un día, en medio de un episodio de insomnio, Margarita Alba Gamio sintió su muerte cerca. Razones había muchas; una taquicardia, un cáncer o ese malestar que no sabía de dónde venía. A sus 67 años la vejez se le vino encima durante la madrugada y esa imagen se quedó indeleble en su mente.
“El indisoluble lazo que me une contigo” es su primera obra de teatro, producto del taller de dramaturgia Teatro Testigo de la Vida, impartido por Medardo Treviño en durante el primer semestre de 2022, y en ella vertió todas las inquietudes que ese momento le generó.
“Lo que no sientes, lo que no traes adentro, no lo puedes expresar. A lo mejor puedes agarrar un hilo de fantasía y unir, pero tiene que haber un elemento de realidad por el que pasaste para poder desarrollar una idea creativa”, expresó la autora en una entrevista que tuvo VANGUARDIA con ella y con el elenco de este montaje que se presentará en función única el próximo sábado en el Centro Cultural La Besana.
“Esta obra salió muy rápido porque la traía muy fresca, muy clara, y fueron pocas las correcciones que se hicieron. Salió en el proceso de empezar a pensar y a hilar. Llega un momento en que traes al personaje aquí pegado, hay un diálogo constante, que se están repitiendo y no te deja. Ese diálogo empieza a generar ideas y ya nada más es de pasarlo al papel”, agregó.
Alba Gamio, quien tiene experiencia como autora de cuentos y ha participado en taller de mujeres escritoras, es una aficionada al teatro y también sobrina de la dramaturga y directora saltillense Concepción Sada, fundadora de la Escuela de Arte Teatral.
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Ella eligió a Pablo González, miembro también de “Teatro Testigo de la Vida”, como director de su obra y a las actrices Sylvia Vilchis y Marina Moya como las protagonistas de este montaje sobre una mujer, Ana, de 69 años, y el diálogo con su Conciencia sobre la vejez y la muerte. A ellas se suma la bailarina Marisol Hernández, cuya presencia fue propuesta por la dirección y sirve para apoyar y enriquecer lo que sucede en escena.
“Aunque es un texto de mujeres hay cosas que los hombres también compartimos, padecemos. Empezando por la edad. Tengo 61 años. Entonces fue muy rico trabajar este texto, porque me identifiqué con muchas cosas”, señaló el director, quien ya se ha hecho cargo de otros montajes del taller organizado por el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo como “El vendedor de juguetes” en 2018.
Vilchis recordó que cuando le propusieron entrevistar a Ana aceptó inmediatamente ante el reto que, creyó, sería interpretar un personaje mayor que ella. Sin embargo, la riqueza del personaje la encontró en otros aspectos.
“Fue muy interesante porque, con la ayuda de Pablo, tenía un poquito de temor de caer en clichés o cosas por el estilo y más bien al contrario, realmente no hay una distancia muy grande”, dijo, “lo que sí era interesante en este proceso fue el retomar la actoralidad que, tengo que decirlo, yo aprendí en la facultad de teatro. Con el paso de los años he trabajado con otros directores, con Luis Falcón, con Aristeo Mora, y ellos tienen otras propuestas actorales. De hecho con Luis creamos una propuesta actoral juntos. Pero cuando me enfrento acá con Pablo es retomar ese tipo de actoralidad que a mí me enseñaron varios maestros en la facultad”.
“Entonces ahorita el proceso es muy rico, porque es tener como todas estas otras visiones de la teatralidad, sumadas a este trasfondo que ya tenía. Tan rico que no importa que la mujer tenga 69 años o yo, que fue lo que al principio me cautivó. Todo lo que es el manejo del texto, el acariciar y sentir cada palabra, cada movimiento, medido, muy preciso”, agregó.
Por su parte, Marina Moya describe a la Conciencia como “tirana”, pero en un afán de ayudar a Ana a encontrar paz y reconocer que hay procesos que uno no puede detener, y ante los cuales se debe estar preparado para enfrentarlos.
“La Conciencia es tirana, malévola hasta cierto punto, pero lo que trata es de ubicarla, de que tiene cierta edad, de que no puede estar engañándose a sí misma, de que repetirse ‘no estoy vieja’ sirve de algo, porque el tiempo ya pasó. Y más que nada está tratando de tranquilizar su mente, de ubicarla, pero de manera un poco cínica y muy divertida”, contó.
“Son elementos muy bonitos que maneja la Conciencia, muy diferentes unos de otros, pero que la llevan a ubicarse, a tranquilizarse, a que no esté tan preocupada por algo que ya está aquí, por algo inevitable y que si van a pasar tienen que pasar y ni modo”, continuó, “me ha servido para sanar algunos detalles de mi propia vida. Hay frases que utiliza la dramaturga que me caen perfecto, a mí. Y que me ayudan y me han sanado de una u otra manera”.
Esta obra, que se ha presentado ante un público de adultos mayores con gran éxito, se estrenó el Festival de la Dramaturgia Saltillense el pasado mes de octubre y volverá con una única función, el sábado 11 de febrero, en punto de las 20:00 horas, en el Centro Cultural Casa La Besana. La entrada está en 150 pesos.