El archivo perdido: Las últimas imágenes de la fotografía post-mortem en Saltillo

El género fotográfico con el que las familias de antaño buscaban preservar la memoria de sus seres queridos tiene vestigios en la ciudad gracias a unas peculiares imágenes protagonizadas por niños

Artes
/ 15 julio 2023
COMPARTIR

La muerte es permanente. Y desde siempre hemos querido preservar cuanto se pueda de quienes se van. Tanto es así que todavía hace unas décadas en Saltillo y el resto de México, era común tomar fotografías a los cadáveres acompañados de sus familiares, como una forma de despedida que no se reducía a los adultos.

Esta práctica, conocida como “fotografía post-mortem”, fue muy popular y llegó a ser parte de la cotidianidad saltillense. El Archivo Municipal de la ciudad resguarda las que podrían ser las últimas imágenes de este tipo en la capital coahuilense.

Se trata de unos “angelitos”, imágenes de niños que fallecieron al poco tiempo de nacer y que, como lo dicta la tradición católica, su alma no tiene mancha y por lo mismo serán aceptados en el cielo con las puertas abiertas.

Las piezas que acompañan a este artículo y que son parte de ese pequeño acervo fueron traídas a la luz por el investigador Ramuel Sánchez, estudiante de la Escuela de Ciencias Sociales de la UAdeC, como parte de una tesis de licenciatura que está desarrollando sobre el tema y que compartió con VANGUARDIA.

LA MUERTE SE SENTABA EN LA SALA

“La fotografía post-mortem en México es distinta a la europea, aquí aunque la fotografía era muy cara al principio no se dejó de lado a inicios del siglo XX, cuando en Europa comenzó a quedar atrás esta costumbre, porque ya podían fotografiar a las personas vivas, porque era más accesible”, compartió en entrevista.

¿Por qué, de alguna manera, podemos decir que este era un acto que obedecía a su época?

Por una parte, retratar a los seres queridos como parte del rito funerario sucedió en una época en la cual la fotografía no era tan común. Además, según datos del INEGI y el Colegio de México, la esperanza de vida en el país era de 35 a 40 años y la mortalidad infantil era de 182 por cada mil nacimientos –comparada con 12 por cada mil de la actualidad–.

La muerte, podría decirse, era más familiar. Eso se sumaba a los ritos funerarios que Ramuel considera eran más colectivos, contrario al luto más individual de la actualidad, lo que a su vez derivó en otras prácticas como los velorios en hogares particulares.

TE PUEDE INTERESAR: Estas son las obras seleccionadas para la Muestra Estatal de Teatro Coahuila 2023

Sin embargo, con el cambio de mentalidad no solo cayó en desuso este género fotográfico, sino que también los retratos, resguardados en archivos privados, fueron destruidos al volverse piezas incómodas y morbosas, al grado de que “he escuchado casos de gente que tenía en sus casas, pero las destruyeron porque no les gustaban”, señaló el investigador.

Tal situación dificulta su proyecto, por lo que expandió su alcance a nivel nacional. Así conoció el trabajo, mejor preservado, de fotógrafos como Romualdo García en Guanajuato y el Estudio Guerra en Mérida.

Un hallazgo interesante de su investigación, por ejemplo, fue una serie de fotografías post-mortem tomadas en la década de los 60 en Michoacán, ya bien entrado el siglo XX.

$!Ramuel Sánchez, estudiante de la Escuela de Ciencias Sociales de la UAdeC, quien se encuentra desarrollando una tesis sobre fotografía post-mortem en México.

ARTE PARA PRESERVAR MEMORIAS

“Iban contra el reloj, contra los principios biológicos, el rigor mortis, que se salen los fluidos del cuerpo y casi inmediatamente después del fallecimiento se tenía que tomar la foto para después llevarlo al panteón”, explicó.

Como se ve en las imágenes, había varias maneras de retratar a los cuerpos. En el caso de estos angelitos se aprecian ejercicios de simulación, para que parezcan que están durmiendo, en camas o cunas o en los brazos de sus padres, ejercicio que también se realizaba con personas mayores, pero con estos últimos destaca que en ocasiones también se les colocaba de manera que aún parecieran tener vida.

“Hay una fotografía que me llama la atención, es de 1900, es un bebé en una composición que parece Photoshop, donde se muestran unos angelitos alrededor del niño, como un fotomontaje. La composición es cerrada, se ve al niño en medio, unos santos, flores y una luz”, compartió.

TE PUEDE INTERESAR: Bodegas del viento presenta a los finalistas de su concurso ‘Artistas del viento’

Estos “angelitos” son el vestigio de otra época, una en la que la muerte se vivía de manera muy diferente. Tal vez para nosotros parecen imágenes macabras, pero para quienes las comisionaron a esos artistas de la lente en su momento, pudieron ser el último –o incluso único– recuerdo de la persona amada.

“El ser humano tiene sus rituales, sus maneras de recordar a sus seres queridos y como dice la canción, ‘no se muere quien se va, se muere quien se olvida’”, concluyó el investigador.

Ahora, entre las cuestiones culturales y sanitarias –que se reforzaron con la pandemia, donde ni los funerales pudieron celebrarse con normalidad–, tenemos diferentes maneras de relacionarnos con la muerte, aunque siempre podremos recordar cómo se vivió en el pasado.

COMENTARIOS

Selección de los editores